El propósito de este artículo es presentar brevemente algunas características de los verdaderos predicadores enviados por Dios en el tiempo del fin.
1. Los verdaderos predicadores predican la Palabra de Dios. El apóstol le escribió a Timoteo: “que prediques la palabra” (2 Timoteo 4:2). Porque, “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:19-21). “Dejad en la mente la impresión de que la Biblia y solamente la Biblia es nuestra regla de fe, y que los dichos y hechos de los hombres no han de constituir un criterio para nuestras doctrinas o acciones”.[1] “Guarde sus anécdotas para Ud. mismo. La gente no siente en su alma hambre por ellas, sino que necesita el pan de vida, la Palabra que vive y permanece para siempre. ¿Qué es la paja en comparación con el trigo?”[2]
2. Los verdaderos predicadores predican con sencillez y poder acerca del sacrificio expiatorio de Cristo. Nótese que es Cristo crucificado, y no la verbosidad lo que atrae a todos, porque solo Cristo fue “ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (Juan 12:32; 1 Corintios 1:30). En Atenas, el hábil apóstol Pablo, adaptándose a la audiencia culta, usó un estilo de oratoria, cuyo resultado fue “improductivo” en las conversiones (Hech. 17:34).[3]
Ya en Corinto, Pablo evitó la más mínima ostentación del lenguaje o sabiduría, predicando a “a Jesucristo, y a este crucificado” con “mucho temor y temblor” y “con demostración del Espíritu y de poder”. De esta manera, impidió que la fe de los corintios “no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”, que es Cristo (1 Corintios 2:1-5). Imitemos al gran apóstol (Gálatas 2:20). “Que la gente os vea exaltando a Jesús, y ocultando el yo”.[4]
3. Los verdaderos predicadores predican la justificación por la fe en Cristo, que resulta en obedecer todos los mandamientos de la santa ley de Dios. El Espíritu Santo mantiene la ley de Dios y el evangelio ante el pecador. En la ley se define el pecado, y por ella convence al transgresor de “pecado, justicia y juicio” (Romanos 7:7, 12, 14; 1 Juan 3:4; Juan 16:8). A través del evangelio muestra a Jesús, “que quita el pecado del mundo” y salva a los perdidos (Juan 1:29; 3:16; Lucas 19:10). Somos salvos por gracia a través de la fe, no por obras (Efesios 2:8, 9). Sin embargo, la obediencia fiel a los santos mandamientos de Dios, por fe en Jesús, es el fruto y la marca del verdadero discípulo de Cristo (Hebreos 10:14-16; 1 Juan 2:4; 5:3; Apocalipsis 14:12).
4. Los verdaderos predicadores predican la Palabra de Dios por precepto y ejemplo. Muestran en la práctica cómo no recibir “en vano la gracia de Dios”, sin dar “a nadie ninguna ocasión de tropiezo” (2 Corintios 6:1, 3). El término griego skandalon significaba “el que tiende una trampa”, o “el que es cebo en una trampa”.[5] Debemos imitar al apóstol dominando y “golpeando” las tendencias pecaminosas, no sea que seamos predicadores réprobos (1 Corintios 11:1; 9:27). “La impremeditada e inconsciente influencia de una vida santa, es el más convincente sermón que puede predicarse en favor del cristianismo”.[6]
El ministerio intercesor de Cristo
5. Los verdaderos predicadores predican la verdad presente integrándola al ministerio de Cristo en el santuario celestial, y el triple mensaje angélico.[7] Cristo es el gran originador y centro integrador de toda verdad (Juan 14:6; 17:17). “Cristo, su carácter y su obra, es el centro y la circunferencia de toda verdad. El es la cadena a la cual están unidas las joyas de la doctrina. En él se encuentra todo el sistema de la verdad”.[8] Al igual que la teología de la cruz, la teología del santuario es central para la teología adventista, e implica “un conjunto unificado de creencias”.[9]
Los pioneros sabatistas se refirieron a este sistema conectado de doctrinas como la “verdad presente”.[10] El apóstol Pedro habló de una “verdad presente”: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente” (2 Pedro 1:12).[11] La Iglesia siempre ha tenido una verdad presente dada por Cristo. En los días de Noé era el juicio por medio del diluvio. “La verdad presente ahora es la que muestra el deber actual y la posición correcta para nosotros que estamos a punto de presenciar un tiempo de angustia, como nunca hubo”.[12] Nuestros pioneros se dieron cuenta de que el santuario celestial es “el centro y ciudadela de la verdad presente”.[13] Son poderosas verdades bíblicas descuidadas que deben ser predicadas en el tiempo del fin.[14] Están conectadas con el santuario y el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12,[15] de la siguiente manera:
(1) La perpetuidad de la ley de Dios, y la obligatoriedad del sábado del cuarto mandamiento en el conflicto final (Éxodo 20:1-17; Salmos 19:7-14; Hebreos 8:8-10; 1 Juan 2:3; Apocalipsis 12:17; Isaías 56:1-7; 58:13, 14; Ezequiel 20:12, 20; Mateo 12:1-12; 23:54-56; Hebreos 4:1-11; Apocalipsis 11-14).[16] Cristo guardó de corazón la ley de Dios y el mandamiento del sábado (Salmo 40:7, 8; Mateo 5:17-20; Lucas 4:16; Juan 15:10; Apocalipsis 1:10). Dios ha integrado su ley y el mandamiento del sábado con el santuario, el mensaje de los tres ángeles y la fe en Jesús (Hebreos 9:3-5; 8:1, 2, 4, 5; Apocalipsis 11:19; 14:7, 12; 15:5).
(2) El ministerio antitípico de Cristo en el lugar santísimo del santuario celestial, comenzando el 22 de octubre de 1844, a través del juicio investigador/purificación de ese santuario.[17] Estos son algunos textos que muestran una conexión del santuario celestial con el juicio previo al advenimiento y el mensaje de los tres ángeles (Daniel 7:9-22; 8:13, 14; 9:21-27; Hebreos 9:23-28; Apocalipsis 11:19; 14:6, 7, 14). Los tres ángeles representan a predicadores humanos que “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).
(3) La segunda venida de Cristo será gloriosa, visible y personal y ocurrirá antes del milenio (Mateo 24:29-31; Lucas 21:25-28; Juan 14:1-3; Hechos 1:9-11; 2 Tesalonicenses 1:7-10; 2:8; Tito 2:13; Apocalipsis 1:7).[18] Cristo conecta el santuario celestial y el mensaje de los tres ángeles con su gloriosa segunda venida (Hebreos 9:23-28; Apocalipsis 14:6-16). Cuando Jesús termine el juicio investigador en su santuario, fijará el carácter de todos los vivientes, y regresará con la recompensa ” para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:11, 12).
(4) La inmortalidad no es una cualidad humana inherente. Es condicional (Job 19:25-27; Salmos 146:3, 4; Eclesiastés 9:5, 6, 10; Daniel 12:2, 13; Juan 11:11-14; 1 Corintios 15:51-54; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 20:1-9).[19] Solo Dios es inmortal (1 Timoteo 6:15, 16). De manera indirecta, Cristo integra la doctrina de la inmortalidad condicional, el santuario y el mensaje del tercer ángel (Apocalipsis 14:6, 7, 13, 14; 22:11, 12; Hebreos 9:27, 28). Porque, ¿qué sentido tendría el juicio en el santuario celestial, la segunda venida de Cristo y la resurrección de los muertos, si ellos ya estaban en el cielo, disfrutando de la bendita recompensa?
(5) La manifestación moderna del don de profecía en la persona y los escritos de Elena G. de White. Cristo integra el don de profecía con el santuario y la verdad presente. En una visión del santuario celestial, Jesús glorificado envió mensajes a siete iglesias representativas (Apocalipsis 1:10-20). “Los nombres de éstas [las siete iglesias] son un símbolo de la iglesia en diferentes períodos de la era cristiana”.[20] Porque Cristo ha dado el don de profecía a la iglesia remanente (Efesios 4:8-11; Hechos 2:14-21; Joel 2:23, 28, 29; Apocalipsis 12:17; 19:10; 22:8, 9).[21]
Sin embargo, el ministerio profético de Elena de White no formuló doctrinas, sino que solo las confirmaba. Por ejemplo, ratificó la importancia del tema del santuario. “El asunto del santuario fue la clave que aclaró el misterio del desengaño de 1844” y “Reveló todo un sistema de verdades, que formaban un conjunto armonioso”.[22] La predicación de la verdad presente y el mensaje de los tres ángeles es realizada por aquellos que aceptan el ministerio del verdadero don de profecía. A propósito, sería bueno dar cursos para predicadores, enseñando cómo predicar la verdad presente conectada en Cristo con el santuario y el mensaje de los tres ángeles.
La verdad presente
6. Así como Jesús predicó el evangelio basado en la profecía, los verdaderos predicadores basados en la profecía predican el evangelio eterno y la verdad presente, llamando al arrepentimiento. Jesús predicó basándose en el cumplimiento de la profecía de las 70 semanas de Daniel 9. “ El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).[23] Pero desde 1844 se ha cumplido la profecía de los 2300 años de Daniel 8 y 9, y se está llevando a cabo “su juicio” antes del advenimiento (Apocalipsis 14:7, 14).[24]
Ante el solemne juicio que se estaba llevando a cabo y el inminente regreso de Cristo, “El Señor desea que sus siervos hoy en día prediquen la antigua doctrina evangélica: dolor por el pecado, arrepentimiento y confesión. […] Debe trabajarse por el pecador, con perseverancia, con fervor, sabiamente, hasta que él vea que es un transgresor de la ley de Dios, y manifieste arrepentimiento hacia Dios y fe hacia el Señor Jesucristo”.[25] “Sólo el que es fiel maestro de la verdad podrá decir con Pablo al fin de su obra: “Soy limpio de la sangre de todos” (Hechos 20:26)”.[26]
7. Los verdaderos predicadores restauran las instituciones divinas y reforman al pueblo de Dios. El Señor nuestro Dios Creador y Redentor es el único digno de adoración (Génesis 1:2; Salmos 95:3-6; Apocalipsis 4:11). Los verdaderos predicadores, en el espíritu de Elías, restauran la adoración al Creador y Redentor. Esto incluye la santificación del sábado del cuarto mandamiento (1 Reyes 18; Malaquías 4:5; Éxodo 20:8-11; Deuteronomio 5:12-15; Isaías 58:12-14; Ezequiel 20:12, 20; Lucas 23:54-56; Hebreos 4:1-11; Apocalipsis 14:7).
Restauran la familia y el matrimonio bíblicos (Génesis 2:24; Malaquías 4:5; 2:14-16; Efesios 5:31; 6:1-4; 1 Timoteo 3:2). Y enseñan la “reforma interior” que resulta en la “reforma exterior” (Mateo 23:24-26; Lucas 3:3-14; 1 Corintios 6:19, 20; 10:31; Apocalipsis 14:7).[27] “Nuestros predicadores deben enseñar la reforma pro salud, y sin embargo no deben hacer de ella el tema principal en lugar del mensaje”.[28] Sin embargo: “lLa temperancia en todas las cosas ha de ser relacionada con el mensaje, para hacer volver al pueblo de Dios de su idolatría, su glotonería y su extravagancia en el vestido y en otras cosas”.[29]
8. Los verdaderos predicadores pasan más tiempo del que hablan en oración por el Espíritu Santo (Hechos 1:8, 13, 14). Si realmente queremos avivamiento y reforma por el Espíritu de Dios, debemos pasar mucho más tiempo orando que simplemente hablando. “Mientras la gente esté tan destituida del Espíritu Santo de Dios, no puede apreciar la predicación de la Palabra; pero cuando el poder del Espíritu toca su corazón, entonces no quedarán sin efecto los discursos presentados”.[30] “Debemos orar más y hablar menos”.[31]
9. Los verdaderos predicadores hacen visitación, y proclaman la verdad en todas partes (Marcos 16:15; Hechos 5:42; 8:4). Es importante predicar desde el púlpito, donde “la verdad presente debe repetirse a menudo, aun a los que están establecidos en ella”.[32] Pero la Biblia no está encadenada al púlpito. Es un error fatal limitar la predicación al púlpito, o a otros buenos recursos como la televisión, la radio y las redes sociales digitales.
Al igual que el colportor, el predicador que visita es indispensable (Hechos 8:4, 5, 26, 40; 10:19-48; 20:20). “Si se dedicara la mitad del tiempo que ahora se ocupa en la predicación a las visitas de casa en casa, se verían resultados favorables”.[33] A propósito: “De pueblo a pueblo, de ciudad a ciudad, de país a país, debe irse proclamando el mensaje de la verdad presente, no con ostentación externa, sino con el poder del Espíritu”.[34] Así sea. ¡Gloria a Dios!
Referencias:
[1] WHITE, Elena G. Consejos sobre la obra de la escuela sabática, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 157.
[2] El evangelismo, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 157. A continuación: El evangelismo.
[3] Hechos de los apóstoles, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, capítulo 23. A continuación: Hechos de los Apóstoles.
[4] El evangelismo, p. 129.
[5] Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, v. 6, p. 732.
[6] Hechos de los apóstoles, p. 407.
[7] Para estudiar el mensaje de los tres ángeles, vea: TIMM, Alberto R. O Santuário e as Três Mensagens Angélicas, 5ª ed. Engenheiro Coelho, SP: Unaspress, 2009. A continuación, TIMM; WHITE, Elena G. El mensajes de los tres ángeles, 1ª ed. Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana.
[8] WHITE, Elena G. Nuestra elevada vocación, p. 18.
[9] KNIGHT, George R. Uma Igreja Mundial, 1ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2000, p. 43. A continuación: KNIGHT.
[10] TIMM, p. 4.
[11] Novo Testamento Interlinear Grego-português, Barueri, SP: Sociedade Bíblica do Brasil, 2004, p. 873. Ver también: Santa Biblia Reina Valera 2000, 11ª ed. Florida: New Life, 2008, p. 1029.
[12] WHITE, James. “Present Truth”, vol. 1, Middletown, Connecticut, julio de 1849, p. 17.
[13] COTTRELL, Roswell F. Review and Herald, 15 de diciembre de 1863.
[14] KNIGHT, p. 41.
[15] TIMM, p. 254.
[16] Para un estudio más detallado sobre la ley de Dios y el sábado del cuarto mandamiento, véase:Creencias de los adventistas del séptimo día, 3ª ed. Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2018, p. 345-370. A continuación: Creencias de los adventistas del séptimo día; VELOSO, Mario. “A Lei de Deus” e STRAND, Kenneth A. “O Sábado”, em Tratado de Teologia Adventista do Sétimo Dia, 1ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2021, p. 510-597. A continuación:Tratado de Teologia Adventista do Sétimo Dia; REIS, Emilson dos; Groger, Renato; FOLLIS, Rodrigo, orgs.Doutrina do Sábado, 1ª ed. Engenheiro Coelho, SP: Unaspress, v. 1 y v. 2, 2012.
[17] Para estudiar sobre el santuario celestial y el ministerio sacerdotal de Cristo, véase: HOLBROOK, Frank. B. ed. Doutrina do Santuário, 1ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira 2021; HOOLBROK, Frank B. O Sacerdócio Expiatório de Jesus Cristo, 1ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2013, p. 121-221; RODRíGUEZ, Ángel Manuel. “Santuário” em Tratado de Teologia Adventista do Sétimo Dia, p. 421-466.
[18] Para estudiar sobre la segunda venida de Cristo, vea: Creencias de los adventistas del séptimo día, pp. 458-478; TTratado de Teologia Adventista do Sétimo Dia, p. 988-1023.
[19] Sobre el tema de la inmortalidad del alma, véase: BACCHIOCCHI, Samuele, Crenças Populares, 1ª ed. 2016, p. 48-137; CAIRUS, Aecio E. “A Doutrina do Homem”, Tratado de Teologia Adventista do Sétimo Dia, p. 231-261.
[20] Hechos de los apóstoles, p. 467.
[21] Para un estudio del don de profecía de Elena de White, véase: DOUGLASS, Herbert E. Mensajera del Señor, 1ª ed. Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2000; TIMM, Alberto R.; ESMOND, Dwain N. Quando Deus Fala, 1ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2017; WHITE, Arthur L. Elena White: Mulher de visão, 1ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2016.
[22] WHITE, Elena G. El conflicto de los siglos, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 419. A continuación: El conflicto de los siglos.
[23] Para estudiar la profecía de las “setenta semanas” de Daniel 9, vea: HOLBROOK, Frank B. ed. Setenta Semanas, Levítico e a Natureza da Profecia, 2ª ed. Engenheiro Coelho, SP: Unaspress, 2021; O Grande Conflito, p. 317-328.
[24] Para estudiar la profecía de los “2.300 años” de Daniel 8 y 9, vea: GOLDSTEIN, Clifford. 1844, 1ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2000; O Grande Conflito, p. 317-354; MAXWELL, C. Mervyn. Uma Nova Era Segundo as Profecias de Daniel, 2ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2011, p. 151-278.
[25] El evangelismo, p. 135.
[26] Los hechos de los apóstoles, p. 315.
[27] WHITE, Ellen G. Consejos sobre el régimen alimenticio, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 40.
[28] La autora se refiere al “mensaje del tercer ángel”. Ibíd., p. 88.
[29] Ibíd., p. 84.
[30] WHITE, Elena G. Mensajes Selectos, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, t. 1, p. 141.
[31] Ibíd., p. 142.
[32] White, James. “Present Truth”, vol. 1, Middletown, Connecticut, julio de 1849, p. 17.
[33] WHITE, Elena G. El evangelismo, p. 339.
[34] Obreros evangélicos, Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 27.
Fuente: https://noticias.adventistas.org/es