“Todos mis hijos se fueron de la ciudad durante el segundo día de guerra… Yo me quedé. Pero cuando el misil golpeó la casa de mi vecino de enfrente, también me fui, porque el proyectil voló las ventanas y las puertas de la casa”, explicó Inna.
Todo quedó destruido, incluso las molduras de la casa.
“El techo del vecino se cayó. Fue realmente aterrador”, continuó Inna. “Un gran número de ancianos optan por refugiarse en sus propios hogares y no huir. No hay electricidad, agua ni gas. No sé cómo la gente sobrevive allí ahora”.
Huir del país se ha convertido en una experiencia traumática para muchos.
“Es muy duro”, así Inna. “Llegamos aquí a través de algunas de las carreteras de los alrededores de la ciudad de Kiev”.
Millones de ucranianos todavía tienen numerosas necesidades básicas mientras esperan los corredores humanitarios. Las necesidades son muy grandes. La gente necesita comida, agua y algo de ropa porque se sientan en algunos lugares fríos.
Inna quiere volver a casa: “Deseo que al menos queden las paredes de la casa para que haya un lugar al que volver”.
Por: Andreas Mazza, Adrian Duré, EUDNEWS.
Fuente: https://news.eud.adventist.org/en/
