No sabemos la hora

Comentarios 2023.08.18

La canción, ” No sabemos la hora ” nos recuerda que Jesús seguramente vendrá, pero que no sabemos la hora en que vendrá. Debido a que creemos en la promesa de Juan 14:1-3 , continuamos trabajando en la viña del Maestro esperando el día en que aparecerá en las nubes para recibirnos consigo mismo. Puede que no seamos capaces de ver nuestro trabajo para Dios dando el fruto en el momento, pero aun así continuamos trabajando con nuestros ojos fijos en el premio: la vida eterna.

Tal es el trabajo de un Educador Adventista que tiene la mente de Cristo. Los estudiantes vienen a nosotros de diferentes orígenes y experiencias familiares, religiosas y sociales. En nuestra área, la mayoría de nuestros estudiantes no son adventistas. Pasamos nuestro tiempo dentro y fuera del aula enseñando en horarios oficiales y no oficiales, y tratando de inculcarles valores. Nos desanimamos cuando no vemos resultados inmediatos, nos entristecemos cuando hemos trabajado en oración con un estudiante o padre en temas específicos y luego los vemos alejarse sin aceptar nuestros consejos. Podemos derramar una lágrima al ver a los estudiantes que nos importan profundamente graduarse sin aceptar a Cristo como su salvador personal. La lista podría seguir y seguir.

Tales luchas pueden hacernos sentir solos, pero Jesús enfrentó desafíos similares en Su tiempo en la tierra. Jesús trabajó con sus discípulos durante tres años. Él los guió y ellos escucharon. Lo vieron realizar innumerables milagros. Pero ellos realmente no lo entendieron a Él ni a Su misión mientras Él estuvo físicamente con ellos. Él les dijo : “Pero cuando venga el espíritu de la verdad, él os guiará a toda la verdad. No hablará por su cuenta; sólo hablará lo que oiga, y os hará saber lo que está por venir”. Solo entendieron después de que Él se fue. El Espíritu Santo que Él había prometido vino y terminó la obra en sus corazones y el resto es historia.

Jesús fue y sigue siendo el maestro de la educación. Enseñó y oró por sus discípulos. Nosotros deberíamos hacer lo mismo. Él no perdió la esperanza sobre ellos, y nosotros tampoco debemos hacerlo. Miró hacia el futuro y los vio como líderes potenciales; nosotros también deberíamos Él oró para que fueran útiles; nosotros deberíamos hacer lo mismo.

Sigamos sembrando la semilla de la salvación aunque no sepamos la hora en que germinará para dar fruto. Sigamos orando y creyendo que el Espíritu Santo terminará la obra por nosotros. Seguiremos orando para verlos a todos en el cielo. Va a ser un momento maravilloso para disfrutar de sus testimonios junto al mar de cristal.

Hasta entonces, ¡sigan educando para la eternidad!


Fuente: https://www.adventisteducators.org/