Artistas con una misión decidieron irrumpir las calles de Santiago de Cuba en la mañana del domingo 22 de mayo. Llenos de alimento espiritual y portando entre sus manos “Esperanza: cómo vivir en un mundo destrozado”, libro misionero del año, salieron de la Iglesia de Veguita de Galo movidos por el deseo de proclamar a través de la alabanza, la pronta venida de Jesús.
Con paso firme se dirigieron hacia los lugares donde es común la música tradicional cubana y santiaguera, pero rara vez se han escuchado armonías vocales a capella con mensajes de salvación y vida eterna.
En el parque Céspedes hicieron su primera parada. Un cuarteto masculino dispuso el canto inicial. Comenzaron a pararse los transeúntes y la atmósfera del cielo descendió para hacer de este tiempo una manifestación de la gloria de Dios.
Luego, como escuadrón celestial, marcharon unidos hasta la céntrica calle ¨Enramada¨. Allí aglutinados en un mismo sentir, cantaron coros e himnos adventistas. Se hicieron paradas en las zonas de aglomeración de personas. Comenzaron a salir a los balcones las miradas curiosas de los vecinos de la zona. Los hermanos de un Templo Bautista cercano acompañaron la alabanza. Muchos de los observadores arrebataban de las manos de los cuarteteros el libro misionero.
La música siempre cala en lo más hondo del corazón humano. Por eso, como impacto misionero, el Festival de Cuartetos desarrollado entre los días 20 y 22 de mayo en Santiago de Cuba, surgió de la idea de sus organizadores con el compromiso y responsabilidad de dar a conocer a Jesús al mundo por medio de aquellos que llevan el ministerio de la música en la Iglesia Adventista.
Cada paso de los cuarteteros estaba movido por estrofas de los cantos “Como Jesús no hay otro amigo”, “Un palacio tengo”, “La redención”, “Si tuviera fe como un grano de mostaza”, Jerusalén”, “Voy a mi eterno hogar”, “Cuando suene la trompeta”, “Alabaré”, “Jesús está pasando por aquí”, “No hay Dios tan grande como tú”, “Quiero morar en las mansiones celestiales”, “Sublime gracia”, “Más cerca, oh Dios, de ti”, entre muchos otros. Los mensajes poderosos de fe mostraron a la ciudad santiguera el gozo del evangelio y la pronta venida de Jesús.
Ya en Plaza Martes, el júbilo de los adoradores penetró las almas de los escuchantes, depositando en ellos el llamado del Salvador en un último escenario suplicante y esperanzador con las notas del himno “El mundo no es mi hogar” a cargo del cuarteto femenino “Milagros”.
La complicidad con los intérpretes se vio acompañada de niños, jóvenes y ancianos, quienes se acercaron para ver a los hijos de Dios compartiendo gracia redentora vestida de música y alegría celestial.
De seguro los ángeles acompañaron cada frase, acción y el Altísimo miró desde su trono diciendo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21).
Por: MSc. Dianelys Hernández Oliva / Lic. Ulice Rodríguez Gainza.
Foto principal cortesía de Eduardo Roche.
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Que bonita actividad…. que se repita pronto…