Imagen: Cortesía de Eliel Sepulveda Cepero
Imagen: Cortesía de Eliel Sepulveda Cepero

Métodos para hacer Teología Bíblica

Comentarios 2021.09.25

MÉTODOS PARA HACER TEOLOGÍA BÍBLICA

Antes de introducirnos en el análisis de los principales temas teológicos de la Biblia, es imprescindible que valoremos algunas cuestiones metodológicas que son introducciones obligadas en cualquier análisis serio de la misma. Los siguientes cinco aspectos deben ser tenidos en cuenta, porque marcan las pautas a seguir en el trabajo teológico, tal cual lo entendemos los Adventistas de Séptimo día.

EL FORMATO DEL MENSAJE

El primer aspecto a tener en cuenta al hacer teología sistemática es el relacionado con la forma del mensaje bíblico. Como Occidentales modernos y herederos en gran medida, de la manera de pensar de los griegos antiguos, estamos acostumbrados a conceptualizar los contenidos. Por regla general los especialistas en cualquier ramo de estudio poseen un elevado porcentaje de conocimiento teórico, sin una relación práctica con la especialidad (teniendo en cuenta que algunas especialidades son más teóricas que otras). Las definiciones conceptuales se nos hacen imprescindibles y el desarrollo cronológico y progresivo de los sucesos nos hace comprender mejor desde la causa hasta el efecto de un fenómeno dado.

Considerando esta cualidad de nuestro sistema de reflexión y aprendizaje, nos vemos en la necesidad de considerar que existe una diferencia amplia entre nuestra manera de presentar un contenido dado, y la utilizada por los escritores bíblicos. Los Orientales antiguos (y en gran medida los modernos) razonaban del efecto hacia las causas. Su énfasis no estaba en la exposición cronológica de los hechos, sino en sus resultados. Para los occidentales resulta difícil tratar con los resultados sin comprender tan cabalmente el proceso por el que llegaron a la existencia.

Por las mismas razones, si Dios hubiera utilizado nuestra cultura actual para verter el contenido evangélico, las construcciones bíblicas tendrían otro formato. Seguramente buscaríamos hilar cada acontecimiento en la línea de la historia, agruparíamos los contenidos similares y estructuraríamos cada sección en un orden progresivo de causa a efecto. Es esta metodología específica la que se ha usado por siglos al hacer teología sistemática. No obstante al ir a la Biblia para encontrar respuesta a nuestras interrogantes, encontramos que nuestro formato no coincide con el que poseen las Escrituras Sagradas.

La Biblia no está siempre estructurada cronológicamente, ni es este un factor determinante, incluso en el desarrollo de las narrativas. Las doctrinas bíblicas no se encuentran agrupadas ni conceptualizadas como desearíamos. La revelación divina, después de pasar por el filtro de la cultura oriental, se nos presenta de manera vivencial y práctica. No es el desarrollo de las ideas, sino de las experiencias de los seres humanos, lo que moldea su contenido.

Rara vez encontramos conceptos en la Biblia y con frecuencia cuando se usan son parciales y no totales. Porque se usan como respuesta a un problema vivencial específico que se viene tratando. Un ejemplo de estos es el concepto de pecado en el Nuevo Testamento. Por lo menos tres versículos tratan de definirlo pero notemos lo que sucede:

  1. 1Juan 3:4 “Todo el que comete pecado, quebranta la Ley, pues el pecado es la transgresión de la Ley”
  2. Romanos 14:23 ”…Porque todo lo que no proviene de fe, es pecado”
  3. Santiago 4:17 ”Por lo tanto, el que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, comete pecado.

Ninguna de las declaraciones son completas y cada una está presente en un contexto diferente, que hay que tener en cuenta al realizar la exégesis. Ignorar este aspecto nos llevaría a interpretar mal algunos pasajes, y a no saber que hacer cuando se presenten algunas otras dificultades. Debemos ser cuidadosos al tratar de sacar un concepto de un pasaje dado, ya que las expresiones están calculadas para un fin distinto del que nosotros perseguimos.

LA UNIFICACIÓN DEL CONTENIDO

El segundo aspecto que trataremos es el del enfoque que queremos darle a nuestro estudio de la Biblia. La historia pasada y la presente nos muestra claramente que no todo el que se dispone a estudiar la Palabra de Dios, lo hace con el firme deseo de conocer la voluntad divina; o de entender los distintos aspectos de la religión tal y como fueron expuestos por los autógrafos.

La Biblia ha sido usada por los seres humanos con muy buenos propósitos, y también para ocasionar mucho daño. La religión cristiana ha sido y es un arma tan letal, como una medicina fenomenal. El problema no está en la Escritura, sino en la naturaleza humana que la usa.

Muchos exégetas se han quejado del vicio tan ampliamente desarrollado, de ir a la Biblia para comprobar opiniones previamente concebidas, o para sustentar cierta idea que les pareció lógica y agradable, y que parece encontrarse expuesta en un grupo de pasajes muy bien hilados entre sí. Este método de usar solo una pequeña cantidad de pasajes de la Escritura al redactar una doctrina bíblica, ha sido nombrado como el método del “texto prueba”.

Sus clientes solo usan una cantidad reducida de versos para explicar una doctrina, e ignoran voluntariamente todo el resto del material inspirado que se relaciona con el tema en cuestión. Un ejemplo de esta metodología exegética sería reunir un grupo de pasajes bíblicos que hablen del Espíritu Santo en sentido figurado como un ente incorpóreo, y concluir naturalmente que su mención se refiere a una fuerza o un impulso que emana de la deidad. Esta idea doctrinal ha sido sostenida por muchos cristianos desde los primeros siglos y algunos en la actualidad. Lógicamente al hacer su exposición ignoran y deliberadamente descartan un amplio grupo de pasajes que presentan otra posición, y ofrecen evidencia seria a favor de la personalidad individual del Espíritu Santo.

Existen diversos factores Psicológicos y espirituales envueltos en el proceso que realizan los estudiosos parciales de la Escritura. Pero para el cristiano sincero, cuyo deseo al acercarse a la Palabra de Dios, es el de comprender la verdad bíblica, y la única manera segura de hacerlo es reunir todo el material disponible en las Escrituras sobre un tema.

Ninguna parcialización puede garantizar una comprensión correcta. Algunos pasajes bíblicos aislados nos pueden confundir con facilidad si no analizamos todo el registro. Esto a veces puede resultar un trabajo engorroso y lento por la amplitud de pasajes a considerar y la dificultad de la exégesis en algunos casos, no obstante es imprescindible.

Por tanto el primer paso en un trabajo de interpretación teológica es el de reunir toda la información posible en cada caso. Posteriormente, tratar de agrupar los pasajes de acuerdo al aspecto específico de la doctrina que desarrolla, o de acuerdo al contexto literario en que se encuentran para someterlo a una exégesis especializada.

Con todo el material sobre la mesa, comenzamos ahora a trabajar, tratando de vaciar nuestra mente lo más que podamos de preconceptos o ideas aceptadas sobre el tema, y dispuestos a aceptar el resultado de nuestra investigación bíblica, sea cual fuere este resultado.

LAS TENSIONES TEOLÓGICAS

En gran medida, como consecuencia del problema descrito anteriormente, nos encontramos ante otro problema. Casi todas las doctrinas bíblicas que consideramos importantes desde nuestra apreciación actual, se encuentran en un marco de tensión teológica. Es decir existe un gran número de pasajes que parece inclinarse hacia una posición determinada, y otro hacia otra posición distinta o con frecuencia diametralmente opuesta. Incluso puede darse el caso de que parezcan enseñar más de dos posiciones.

A muchos les sorprende este hallazgo y se sienten descorazonados ante tal complicación. Pero el problema no está en la Escritura sino en nuestra manera de entenderla y razonarla. Ante esta realidad, los intérpretes cristianos de la actualidad asumen tres posiciones:

  1. Creer que el registro bíblico es el resultado del genio religioso hebreo y no de la intervención divina en la historia humana. Las divergencias son interpretadas con la suposición de que existieron varias fuentes documentales u orales para su elaboración que aunque se contradecían en numerosos casos, reflejaban la concepción hebrea de la religión. El trabajo de esta corriente teológica consiste en descubrir las variadas fuentes y los procesos que dieron origen a la Escritura en su forma actual. (El trabajo de la teología liberal).
  2. Apegarse a un determinado número de pasajes y formar su doctrina con ellos, en detrimento de otros que pueden hacer el trabajo engorroso y endeble. El trabajo de esta corriente teológica consiste en defender una posición específica, y reunir toda la evidencia bíblica disponible según entienden que encuentran apoyo. Con frecuencia se ven forzados a torcer groseramente el sentido de los textos, o aplicar razonamientos filosóficos a sus conclusiones, en ignorancia voluntaria de mejores evidencias en el registro bíblico. Los resultados obtenidos evidencian una exégesis empobrecida y superficial, porque los medios han sido usados para conseguir un fin predeterminado. (El trabajo de la mayor parte del mundo protestante conservador de la actualidad, con la aplicación del método del “texto prueba”).
  3. Aceptar que la Biblia es la combinación del elemento humano con el Divino, y por tanto no existe contradicción en ella. Las tensiones buscan ser resueltas más que explicadas. Se asume que las aparentes contradicciones se observan debido a varios factores:
  4. La incapacidad del ser humano de comprender perfectamente el mensaje divino.
  5. Las diferencias de géneros literarios entre varios pasajes.
  6. La falta de información lingüística y contextual.
  7. Una exégesis superficial y poco orgánica en su elaboración del contenido teológico.

El trabajo de esta corriente teológica consiste en resolver las tensiones y dar una posible explicación para las varias posibilidades que parece sugerir el registro escrito.

La metodología teológica usada por la Iglesia Adventista del séptimo día, se encuadra en la tercera posición. Después de acopiar la información y tratar de agruparla, procedemos a intentar resolver las tensiones, teniendo en cuenta los aspectos anteriormente señalados y buscar una posible solución que explique satisfactoriamente las divergencias y no ignore ningún pasaje.

El análisis será amplio y con frecuencia habrá incertidumbres en el camino que nos enseñarán la dificultad de dicha tarea. Pero esto nos obliga a depender de Dios y a poseer una humildad intelectual que afectará positivamente nuestro carácter, a la ves que ampliará nuestras facultades.

LA EXÉGESIS DE LOS PASAJES

Para poder resolver adecuadamente las tensiones teológicas es imprescindible que se realice una exégesis correcta de cada pasaje. Esto no es tarea fácil, pero teniendo presente una metodología bien definida puede aumentar mucho su objetividad. En este paso nos encontramos ya en la parte gruesa del trabajo teológico y se hace imprescindible recordar 6 aspectos metodológicos relativos a la exégesis:

  1. Lo primero que debemos hacer es tener la certeza de que el texto analizado tiene un elevado grado de certeza, según lo recomiendan las mejores ediciones críticas de la actualidad.
  2. Al analizar el texto se debe recurrir al idioma original teniendo en cuenta sus características gramaticales, su sintaxis y el sentido semántico de las palabras. Una traducción no es siempre una guía segura al interpretar el texto.
  3. Es importante notar el género literario en el que se encuentra el texto. El género literario en el que se encuentra el pasaje, determina tanto o más que cualquier otro aspecto gramatical el sentido de los textos. La hermenéutica especial se encarga de brindarnos herramientas adecuadas para la interpretación de los distintos géneros literarios presentes en la Biblia.
  4. En textos complejos, es útil realizar un diagrama de flujo de ideas del contexto inmediato, e incluso en algunos casos, de todo el capítulo o el libro entero.
  5. El pasaje debe ser analizado a la luz del contexto histórico en el que fue escrito. Debe tenerse en cuenta el remitente, destinatario, propósito del escrito y otros datos circunstanciales que pueden despejar muchas incógnitas.
  6. En último lugar se debe prestar mucha atención a las costumbres particulares de el período de los autógrafos, ya que muchos pasajes reflejan este contexto cultural y deben ser analizados y transportados los principios teológicos a la actualidad, sin violar el sentido primario del texto.

PASAJES OSCUROS

Por último es necesario conocer que existen en la Biblia, tal como la tenemos en la actualidad, ciertos pasajes que son de difícil comprensión. Los mismos no son numerosos, pero con frecuencia aparecen, a estos textos se los denomina “pasajes oscuros”. Las razones que llevan a un texto para ser clasificado de esta manera son básicamente de tres órdenes:

  1. Problemas textuales: Las ediciones críticas de la Biblia en Hebreo Y Griego que usamos en la actualidad, poseen un aparato crítico en su parte inferior que van mostrando las distintas variantes que posee cada versículo de la Biblia en los manuscritos que existen actualmente. Ante cada problema textual y antes de mencionar la relación de las distintas variantes en cada caso, los editores colocan una letra A, B, C O D; que indican el grado de certeza que ellos le otorgan a la variante por la cual se deciden. En algunas ocasiones cuando la letra es D los editores reconocen que el análisis de las variantes es tan complejo y dudoso que hasta el momento no podemos estar seguros de cual es la variante que coincide con los autógrafos. Estos pocos pasajes no pueden tener el mismo peso teológico que aquellos que están libres de problemas textuales.
  2. Aspectos gramaticales o semánticos: Otro grupo de pasajes es de una lectura muy difícil en el idioma origina ya sea porque la manera en que está expresado el texto es un tanto incomprensible o porque se empleen palabras cuyo sentido exacto presente un elevado nivel de complejidad. A continuación se citaran dos ejemplos de ambos casos como los muestra el Comentario bíblico Adventista:
  3. Gramatical (Salmos 36: 2) “El hebreo de esta frase es muy oscuro; dice: “Porque se lisonjea en sus ojos, para encontrar su iniquidad para aborrecer”. Quizá el salmista quiera decir que el impío se engaña a sí mismo con la idea de que su pecado no será descubierto y que, por lo tanto, no recibirá castigo.
  4. Semántico (Mina) De maneh, que generalmente se traduce “libra” en la VVR (1 Rey. 10: 17; Esd. 2: 69; Neh. 7: 71, 72). Se traduce “mina” en Eze. 45: 12, pero aquí el texto hebreo es oscuro.
  5. Situaciones culturales: Con frecuencia un pasaje es de difícil lectura porque el contexto refleja que se está haciendo mención, probablemente de una costumbre cultural que desconocemos como operaba o porque existían varias costumbres a la que le podemos adjudicar el pasaje pero no tenemos toda la información suficiente para hacer una decisión segura.

Aunque la ocurrencia de pasajes oscuros no es frecuente en el trabajo teológico, es bueno reconocer que a veces sucede y necesitamos entonces de la suficiente humildad para darle el peso que cada parte de la Escritura posee. En algunas ocasiones habrá algún pasaje que deberá ser descartado por su total oscuridad pero en su lugar la Biblia presentará decenas y a veces centenares de otros textos similares que nos pueden brindar la información adecuada. Los adventistas reconocen esta leve dificultad y la manejan de la mejor manera posible. Concluyendo este artículo, se ofrece una declaración del Diccionario Bíblico Adventista en la página 2584, que muestra la posición de la iglesia en este sentido

“La brevedad del relato y el problema de hacer concordar paralelamente los cuatro documentos inspirados, han impulsado siempre a los comentadores a depender de especulaciones y atrevidas suposiciones para completar los detalles de la narración. Los colaboradores de este Comentario han pasado por alto esta dudosa ayuda, pues creen que es mejor confesar que determinado pasaje oscuro, antes que tratar presuntuosamente de explicarlo con el conocimiento distorsionante de sus limitadas especulaciones”.


Por: Pr. Alfredo Breto Prieto