Llegar a los no alcanzados

Comentarios 2024.06.27

Los viajes misioneros de Pablo tienen un profundo significado en la expansión del cristianismo. A través de un enfoque estratégico que abarca visión, defensa teológica, esfuerzos para tender puentes, acomodación y autosostenibilidad, Pablo forjó un camino que trasciende el tiempo.

Abrazar la diversidad
La pasión de Pablo por la misión a los gentiles y su creencia en la universalidad del mensaje del evangelio se remontan a su encuentro con Cristo resucitado en el camino a Damasco (Hechos 9:1-19). Esta experiencia transformadora encendió el ferviente deseo de Pablo de difundir las buenas nuevas más allá de los confines de las comunidades judías. Esta convicción queda autenticada en la declaración de Pablo de que no se avergüenza del evangelio, porque es poder de Dios para todo aquel que cree, para los judíos primeramente y también para los griegos (Romanos 1:16). Además, el ministerio de Pablo entre los gentiles se caracterizó por su testimonio inspirador (Romanos 15:20) y sus incansables esfuerzos para llevarlos al redil de Cristo. En Romanos, Pablo construye una sólida defensa teológica, destacando la inclusión de los gentiles como hijos de Abraham (Romanos 4:16,17). Sostiene que la fe, no la etnia, es un factor definitorio en la relación de uno con Dios (Romanos 3:29,30), ya que subraya el alcance universal de la gracia y la redención de Dios (Gálatas 3:28). Para los esfuerzos misioneros contemporáneos, el ejemplo de Pablo ofrece lecciones invaluables sobre cómo aceptar la diversidad y fomentar la unidad a través del diálogo teológico (1 Corintios 9:20-22). Al participar en discursos respetuosos y reconocer el valor inherente de cada individuo (Colosenses 3:11), los cristianos pueden construir puentes a través de divisiones culturales y religiosas (Efesios 2:14). El enfoque de Pablo desafía a los creyentes modernos a trascender las barreras culturales y extender el amor de Cristo a todas las naciones (Mateo 28:19).

Construyendo puentes
El compromiso de Pablo de promover la unidad entre los cristianos judíos y gentiles surgió de su comprensión de las buenas nuevas. En muchas epístolas, Pablo subrayó la necesidad de la unidad, enfatizando el ingrediente vital de la paz entre los creyentes (Efesios 4:3). Las técnicas de Pablo para establecer entendimiento y cooperación entre diversas comunidades eran obvias en sus cartas a la iglesia de Corinto, donde los instó a estar unidos en intelecto y juicio evitando cismas (1 Corintios 1:10). Animó a la iglesia de Colosas a buscar el amor, que une todo en perfecta armonía (Colosenses 3:14). La enseñanza de Pablo sobre la unidad tiene profundas implicaciones contemporáneas. Hoy, como en la época de Pablo, la iglesia enfrenta desafíos de división y discordia. Sin embargo, al seguir el ejemplo de humildad, paciencia y amor de Pablo, los cristianos pueden salvar las diferencias culturales y las discrepancias teológicas para colaborar eficazmente en la difusión de las buenas nuevas. Al abrazar los principios de unidad de Pablo, la iglesia puede presentar un testimonio convincente al mundo, demostrando el poder transformador del amor de Cristo para reconciliar y unir a todos los creyentes (Juan 17:20-23).

Adaptabilidad y sostenibilidad
La notable capacidad de Pablo para adaptarse y relacionarse con audiencias diversas es un testimonio de su profunda preocupación pastoral y compromiso con la difusión del evangelio. En 1 Corintios 9:22, Pablo aclara su principio de llegar a ser “todo para todos”, enfatizando la importancia de encontrar puntos en común, evitando una actitud de sabelotodo, haciendo que los demás se sientan aceptados siendo sensibles a sus necesidades, buscando oportunidades para compartir a Cristo y derribar humildemente las barreras del etnocentrismo. Paul demostró una profunda comprensión de las complejidades de las relaciones humanas y los contextos culturales. Además, el modelo de ministerio autosuficiente de Pablo, como se ejemplifica en Hechos 18:1-4 y 1 Tesalonicenses 2:9, eliminó la posibilidad de crítica con respecto a motivos financieros y proporcionó un patrón sostenible a seguir para otros. Al trabajar para mantenerse a sí mismo, Pablo mostró la importancia de la integridad financiera en los esfuerzos misioneros, asegurando que el mensaje de Cristo no se viera obstaculizado por acusaciones de codicia. El enfoque adaptable de Pablo continúa ofreciendo ideas valiosas para los misioneros contemporáneos que buscan interactuar con diversas culturas y establecer prácticas ministeriales sostenibles.

En un mundo donde la misión de Dios permanece sin cambios, la estrategia divinamente inspirada de Pablo sigue siendo un modelo atemporal para las misiones modernas. Es evidente que sus principios son tan relevantes hoy como lo fueron en su época. Abracemos las estrategias misioneras de Pablo para alcanzar a los no alcanzados en el mundo de hoy y continuar la obra que Dios nos ha confiado.


Manoa Nailiva es estudiante de teología en Fulton Adventist University College, Fiji.


Fuente: https://record.adventistchurch.com/

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