Lecciones aprendidas de la tragedia de Waco, treinta años después

Comentarios 2023.04.05

Hace treinta años, el 19 de abril de 1993, imágenes horribles dejaron atónitos al mundo. Los miembros de una secta apocalíptica del fin del tiempo en Waco, Texas, Estados Unidos, perecieron en las llamas. Muchos de ellos escogieron morir porque creían que era una parte necesaria de la purificación por el fuego antes del advenimiento del reino de Dios (Dan. 8:14). Una mujer, según los testigos oculares, emergió de las llamas pero procuró regresar para cumplir su misión de morir. Y lo habría hecho, de no vérsele impedido por un agente del gobierno.

Ochenta y dos hombres, mujeres y niños perdieron la vida en el incendio, y todo porque un individuo afirmó haber sido escogido por Dios para revelar secretos del tiempo del fin de los sellos en el libro del Apocalipsis. Mantuvo que no era tan solo el séptimo ángel de las trompetas sino también “el cordero mismo de Dios”. Ese grupo disidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día terminó en una increíble tragedia.

¿Qué sucedió en Waco, Texas?

En la década de 1930, un hombre insatisfecho con la Iglesia Adventista se separó de la iglesia y fundó su propio movimiento al que llamó de los davidianos. Después de que falleció, otro hombre asumió el control, rebautizándolo la Rama de los Davidianos. Para 1962, el grupo se había establecido en un gran complejo en Waco, Texas.

La secta buscó claves en la Biblia sobre cómo terminaría el mundo, en particular estudiando el libro de Apocalipsis. En 1978, el segundo líder falleció, dejando a su esposa al frente del grupo como “profetisa”. Varios años más tarde, Vernon Howell llegó al complejo. Se involucró entonces con la esposa del exlíder, y finalmente asumió el control pleno en 1990.

Howell se cambió el nombre al de David Koresh, afirmando ser un “mesías” y “el cordero” de Apocalipsis que podía abrir los sellos del libro del Apocalipsis. Algunas de sus prácticas incluían tomar muchas “esposas espirituales” de entre sus seguidores para que fueran padres de sus hijos.

Llegó el día en que el gobierno de los Estados Unidos enfrentó a la Rama de los Davidianos con cargos relacionados con la violación de las regulaciones sobre armas de fuego y abuso infantil. Como resultado, se produjo un sitio que duró 51 días, antes de que agentes del gobierno decidieran avanzar. Se produjo entonces un incendio que destruyó el complejo y provocó la muerte de 82 personas, incluidos más de 25 niños. Se descubrió más tarde que algunos que estaban adentro habían perdido la vida debido a heridas fatales de armas de fuego.

Durante el sitio, cuatro agentes del gobierno federal perdieron la vida en una batalla con armas de fuego, lo que llevó a 86 el número total de personas que perdió la vida en Waco.

Extraviar a las personas

Los grupos disidentes a menudo se inician porque uno o más individuos interrumpe su manera de comprender lo que enseña la iglesia. Con el tiempo, pierden el estatus de miembros en su iglesia local, debido a que sus enseñanzas se vuelven demasiado extremas. Entonces se proponen reformar a la iglesia misma de la que salieron, porque creen que es la iglesia la que ha apostatado, no ellos. A continuación, se enfocan en reclutar a otros adventistas con el pretexto de formar lo que, creen ellos, serán los futuros 144 mil. Esto lleva a una necesidad de un traslado futuro a Jerusalén, donde se establecerá el nuevo reino de Dios.

¿Cómo puede evitarse una tragedia como la que se produjo en Waco? Comprender las siguientes lecciones puede ayudarnos a prevenir que nos apartemos de una fe bíblica genuina.

El principio absoluto de la fe adventista del séptimo día es la supremacía y suficiencia de Jesucristo. Todas las herejías, antiguas o modernas, minimizan o asumen los derechos absolutos de Cristo, el único Señor y Salvador.

Jesucristo es nuestra única esperanza (1 Tim. 1:1). Esto es algo fundamental para el movimiento adventista.

Nadie debería someter su conciencia al control de otra persona. No sigamos a ningún ser humano sino tan solo a Dios. Dios posee acceso directo a nosotros, y nosotros tenemos acceso directo a Dios.

La era de la mediación ha terminado. Jesús asumió todas las funciones de los previos representantes de Dios. Jesús (Dios) es el único rey (hijo de David), el único sacerdote (hijo de Abraham), y el único sacrificio. Jesús es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6).

Líderes de los así llamados adventistas de la reforma que afirman haber sido designados por Dios para liderar al pueblo de Dios en el tiempo del fin, asumen falsamente los derechos únicos de Dios. Solo Dios está calificado para liderar a su pueblo.

Solo Dios puede producir el reavivamiento y la reforma. Apocalipsis nos advierte en repetidas ocasiones: “El que tiene oído, oiga lo que es Espíritu dice a las iglesias” (Apoc. 2:7; cf. Apoc. 2:11, 17, 29; 3:6, 13, 22). Ningún ser humano puede ocupar el lugar de la Deidad. Cristo está vivo. El Espíritu Santo es el Espíritu viviente y omnipresente de Dios.

Los líderes de las sectas apocalípticas del tiempo del fin interpretan erróneamente la Biblia. Usan y abusan palabras de autoridad. Afirman y dominan en lugar de servir, que es exactamente lo opuesto de lo que Jesús dijo que deberíamos hacer.

Nadie posee secretos exclusivos sobre la interpretación de los textos apocalípticos. Tenga cuidado cuando alguien dice que solo él o ella puede interpretar las Escrituras. La Biblia es dada a todos para estudiar y aprender de la voluntad de Dios para su pueblo (Rom. 12:2; 2 Tim. 3:14-17; Hech. 17:11; Efe. 6:11-17).

Dios quiere salvar a su pueblo, aun a sus enemigos. Tenga cuidado con los que afirman ser los únicos fieles y escogidos, que tienen la tarea de castigar a los malvados, a los que no piensan como ellos.

El amor está ausente de su narrativa y publicaciones. El principal lenguaje utilizado es el temor, a menudo la violencia y anuncios de destrucción de los malvados. En verdad, Dios no quiere que los malvados perezcan, sino que se arrepientan y sean salvos. Dios quiere que todos lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim. 2).

Pertenecer a una secta, o grupo apocalíptico, o iglesia determinado no es equivalente a ser salvo. Jesús es el único Salvador. La salvación viene del Señor.

Nuestra forma de leer la Biblia y la metodología usada son fundamentales. Por ejemplo, la lectura errónea del Salmo 45 llevó a Vernon Howell (conocido también como David Koresh) a afirmar que tenía que tomar las esposas de sus seguidores para producir 24 niños que fueran príncipes del nuevo reino. Asimismo, su creencia e interpretación errónea de los siete sellos del Apocalipsis y del séptimo ángel llevó a un resultado catastrófico en el complejo de Waco, Texas.

Es importante mantener la libertad de conciencia propia. Nadie debería ser obligado o verse atemorizado para aceptar determinadas creencias. Solo Dios es digno de ser seguido.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día no puede ser responsable de grupos disidentes que se adjudican el nombre adventista del séptimo día pero que caen en el extremismo. La iglesia está protegida por declaraciones oficiales articuladas con claridad y votadas por el Congreso de la Asociación General, la junta directiva de la Asociación General, y la comisión administrativa. Los documentos oficiales incluyen las 28 Creencias Fundamentales, los reglamentos eclesiástico-administrativos y el Manual de la iglesia. Esos documentos impiden que una persona o grupo determinados asuma el control de las mentes o imponga objetivos que se encuentran fuera de la misión de la iglesia.

A los que están tentados con seguir a líderes que afirman representar a Dios, permítame recordarles que si alguien es guiado por Dios, una de las evidencias más claras se ve revelada en el fruto del Espíritu Santo: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza” (Gál. 5:22, 23). El fruto del Espíritu Santo es incompatible con la violencia o el control de las mentes que fueron creadas a imagen de Dios. Que “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”, cuide de nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús (Fil. 4:7).

Ganoune Diop es director de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El artículo complete está disponible previa solicitud al departamento.


Fuente: https://interamerica.org/es/