La Sinagoga

Comentarios 2021.07.07

 

La Sinagoga

El término sinagoga proviene del latín sinagōga, y éste del griego συναγωγή, y significa lugar de asamblea, reunir, congregar. En hebreo se llama Bet haKenéset (ביתהכנסת) o „ragul ed noinuer‟.

Origen

Aunque se poseen pocos datos acerca del origen de las primeras sinagogas, se piensa que ellas se remontan a la antigua Babilonia del siglo VI a. C., poco después de que los judíos fueran deportados por Nabucodonosor II tras su conquista de Jerusalén en el año 587 a. C. y la destrucción del Templo. En Babilonia, los hebreos se reunían en las sinagogas para orar y estudiar las sagradas escrituras.[i] La tradición afirma que el profeta Ezequiel, uno de los cautivos de Tel-abib, cerca del río Quebar en la baja Mesopotamia, fue el fundador de la sinagoga.

Importancia y propósito

La vida judía giraba, en gran medida, en torno a la sinagoga local. Allí se reunían los judíos a veces grupos pequeños[ii] no sólo para adorar a Dios sino también para leer la ley y los profetas, y para explicar su contenido. Se usaba generalmente como una escuela para la instrucción de la juventud y los niños judíos. Con frecuencia también servía durante la semana como un tribunal local (Mar. 13: 9), En resumen, era un lugar para recibir instrucciones en las Escrituras y para orar.

El edificio y sus muebles

Estas casas de asamblea no eran edificios especialmente construidos para el culto; era un simple local que hacía las veces de lugar de reunión, pero también existían grandes edificios para este fin. Generalmente eran rectangulares, y su entrada principal solía estar en el extremo sur. Las congregaciones más ricas embellecían sus sinagogas con diversos adornos, como guirnaldas de hojas de parra y racimos de uvas, el símbolo nacional de Israel, el candelero de siete brazos, un cordero pascual, la vasija de maná y muchos otros objetos y escenas de las Escrituras del Antiguo Testamento.

En el salón principal de la sinagoga había un pupitre para la lectura, un asiento para el exhortador y un cofre o arca que contenía los rollos de la ley y los profetas. Había asientos o bancos, y los que estaban adelante, cerca del pupitre del lector, eran considerados como “los primeros asientos” (Mat. 23: 6). Los llamados a leer ascendían por las escaleras más cercanas a ellos y descendían por otras. Las cátedras, o asientos, de Moisés” miraban hacia la congregación, y eran ocupadas por los escribas y fariseos más importantes (Mt. 23:2).[iii]

Los dirigentes

El templo y sus servicios estaban bajo el control de los sacerdotes; en cambio, la sinagoga era dirigida por laicos judíos. Nunca se ofrecieron sacrificios en ella. Los asuntos de la sinagoga y de la comunidad a la que servía estaban bajo el control de una comisión de ancianos (Lc. 7:3-5), a cuyo jefe la RVR le da el título de “principal” (Mr. 5:22; Lc. 8:49; 13:14). Sus deberes consistían en proveer todo lo necesario para los servicios religiosos de la sinagoga, nombrar hombres capaces de entre la congregación para orar, y leer y exhortar.[iv] La persona que es llamada ministroen Lc. 4:20 tenía el deber de abrir y cerrar la sinagoga sacar la Torá para su lectura y volverla a guardar después, así como ayudar al principal.[v]

La congregación

La congregación, que miraba hacia el arca, estaba dividida en dos grupos: los hombres (de 12 años en adelante) se sentaban a un lado, y las mujeres y los niños (entre 5 y 12 años) se sentaban en el otro, o a veces en un balcón o recinto separado. Los publicanos y las rameras generalmente evitaban ir y si iban no eran bienvenidos. La asistencia de los varones era obligatoria en día sábado y en los días festivos, y se consideraba un acto meritorio participar en el servicio.

Liturgia

¿Qué sucedía en el servicio de la sinagoga? Primero se recitaba el Shema (esto es Deuteronomio 6.4, el cual los judíos repetían varias veces al día). Se elevaban ciertas oraciones, luego se leía la Ley y un sermón.[vi] Muchas veces el líder invitaba a un rabino visitante para que leyera las Escrituras y enseñara.[vii] Seguía a ello un tiempo de preguntas y de discusión.[viii]

La Sinagoga en los Evangelios Sinópticos

En la Biblia griega la palabra συναγωγή (sinagoga) aparece 284 veces en 270 versículos de 8 formas diferentes. Esto es incluyendo los libros apócrifos. De esas 284 veces 228 son en el Antiguo Testamento donde se traduce como comunidad, muchedumbre, asamblea, congregación. En el Nuevo Testamento donde se registra 56 veces, siempre se traduce como sinagoga; e igualmente significa concurrencia, asamblea, pero se aplica tanto al lugar en que se reunían los judíos para leer y estudiar las Escrituras, como a la asamblea misma de los allí reunidos.[ix] De las 56 referencias a la sinagoga en el Nuevo Testamento, 32 están en los Evangelios Sinópticos y en estrecha relación con el ministerio de Jesucristo.

Jesús y la Sinagoga

Mateo señala que “Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia de la gente”. (Mat. 4: 23) Según Josefo, Galilea era una zona densamente poblada, con más de 200 aldeas y pueblos.[x] Por otra parte, se conoce que en el primer siglo la mayoría de las ciudades y villas tenían sinagogas (véanse Mt. 4:23; 9:25).[xi]

Así que esta era una oportunidad que Cristo aprovechaba para enseñar a la gente en Galilea y Judea. Lucas dice, que tenía el hábito de ir a la sinagoga cada sábado. “Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.” (Luc. 4: 15, 16)

Con su ejemplo, sus enseñanzas y sus obras el Salvador reveló la manera de dar una mejor utilidad y volver en bendición para la gente esos lugares destinados al culto, la enseñanza y la oración. Aunque sin duda visitó muchas sinagogas durante todo su ministerio, los sinópticos mencionan cuatro incidentes del ministerio de Cristo que estuvieron relacionados directamente con la sinagoga.

Visita a la sinagoga de Nazaret

Sinagoga en Nazaret https://www.abcviajes.com

Los tres evangelios sinópticos recogen este suceso. (Mat. 13: 54-58; Mar.6: 1-6 y Luc. 4: 16-30) A menudo, aun cuando era muy joven, en esta misma sinagoga de Nazaret se le pedía que leyera un pasaje de los profetas, y de su conocimiento íntimo de las Escrituras extraía lecciones que conmovían el corazón de los adoradores (DTG. 55) Ahora, cuando regresa a su pueblo y a la sinagoga que le vio crecer se le concede el privilegio de tener la lectura para ese día.

Se cree que en tiempos de Jesús aquel a quien se le pedía que leyera la porción de los profetas y predicara el sermón, podía escoger la sección que debía leerse. Jesús pidió específicamente el rollo del profeta Isaías donde leyó una porción que encontramos en Isa. 61: 1, 2. Pero cuando al final anunció que él había cumplido esa Escritura, algunos se maravillaron, sin embargo, otros se enojaron y lo echaron de la ciudad.

En la sinagoga de Capernaún

Sinagoga de Cafarnaum (Israel) https://www.artehistoria.com

Posiblemente la sinagoga más visitada por Jesús fue la de Capernaúm. Se piensa que la misma fue construida por el centurión romano a quien Jesús le sanó un siervo con el poder de su palabra. (Luc. 7: 5). La ciudad de Capernaum había sido hecha por el Señor, el centro de sus labores en Galilea, pues se encontraba en el camino de Damasco a Jerusalén y a Egipto, y al mar mediterráneo, era un centro sumamente concurrido por los viajeros. Gente de muchos países pasaba por ella o se detenía en ella con sus viajes de un lugar a otro. Allí Jesús podía encontrarse con gente de todas las nacionalidades y de todas las posiciones sociales, con los ricos y los encumbrados, así como con los pobres y los humildes; de esa manera sus enseñanzas serían llevadas a otros países y a muchas familias. Además se estimularía la investigación de las profecías; y en esa forma se dirigiría la atención hacia el Salvador, y su misión sería llevada ante el mundo (Testimonies, tomo 9, pág. 121. Año 1909).

Si Capernaúm era su centro misionero, entonces la sinagoga de la ciudad fue la que más usó para divulgar sus enseñanzas. Este hecho queda demostrado por Marcos cuando
escribe: “Y entraron en Capernaúm; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba. Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.” (Mar. 1: 21, 22) y es corroborado por Lucas 16: 31, 32 donde se lee: “Descendió Jesús a Capernaúm, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.”

Aparentemente no tuvo grandes contratiempos en Capernaúm pues inclusive cuando sacó de un hombre un espíritu de demonio en sábado (Mar. 1: 23-27; Luc. 4: 33-37) la gente se maravilló y esto hizo que su fama se difundiera “por todos los lugares de la región”

Una Sinagoga en Séforis

La reacción fue diferente cuando sanó al hombre de la mano seca, donde escribas y fariseos lo asechaban para acusarlo. La curación de aquel hombre registrada en Luc. 6: 6- 11; Mat. 12: 9-14 y Mar 3: 1 -6 provocó que los enemigos de Jesús se llenaran de furor por la “transgresión” cometida al sanar en sábado.

Según algunos comentadores, esta curación ocurrió en una ciudad del interior de Galilea, quizá Séforis. Los relatos estrechamente paralelos de los autores de los sinópticos también implican que cuando Jesús se alejó del interior de Galilea, fue “al mar” de Galilea, quizá a las proximidades de la planicie de Genesaret, al sur de Capernaúm.

Lamentablemente en tiempos de Jesús, el sábado se había convertido en una carga. Seguía siendo ocasión para llevar las mejores ropas, para acudir a la sinagoga y volver a casa a la mejor comida de la semana, pero había unas detalladas leyes en rigor que legislaban acerca de cada aspecto del día. Determinaban cuán lejos se podía andar (un “camino de sábado” era de 2.000 pasos) y lo que se podía hacer. Si, por ejemplo, le caía a uno la casa encima, el infortunado podía ser dejado en el interior hasta el día siguiente, si es que podía sobrevivir la prueba.[xii] Jesús sanó al hombre de la mano seca aquel sábado en la sinagoga, para enseñar que satisfacer las necesidades de las personas es más importante que las liturgias los reglamentos y que “está permitido hacer el bien en sábado” (Mat. 12: 12)

Una sinagoga en Perea

Eso mismo quiso enseñar cuando sanó en otra sinagoga a una mujer enferma por 18 años. (Luc. 13: 10-17) Es probable que esto ocurriera en Perea, unos meses antes de la crucifixión y es la última vez que se menciona en los Evangelios que Jesús enseñó en una sinagoga. Nuevamente allí, encontró desaprobación, cuando el principal de la sinagoga declaró que había seis días para trabajar, sin embargo “todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él” (Luc. 13: 17)

Palabras de desaprobación

Durante su ministerio, Jesús se pronunció en contra de aquellas costumbres que no estaban de acuerdo con el programa divino para elevar y salvar a la humanidad. Algunos de sus planteamientos están registrados en los sinópticos: “Así, cuando des limosna, no toques trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas… para ser honrados por los
hombres.” (Mat. 6: 2) “Cuando ores, no seas como los hipócritas, que gustan orar de pie en las sinagogas… para ser vistos por los hombres.” (Mat. 6: 5) También desaprobó la práctica de los Escribas a quienes se obsesionaban por “ocupar las primeras sillas en las sinagogas” (Mar. 12: 39)

Conclusión

Sin embargo, Jesús, con su presencia sancionó la institución de la sinagoga y las cosas buenas que se practicaban en ella: El gran templo, centro de la adoración judía, estaba distante para la mayoría de las personas. Por lo tanto, la sinagoga era la alternativa que ofrecía a cada judío un sitio para adorar, recibir la enseñanza y orar.

En cada lugar, aunque hubiera un pequeño grupo de creyentes, se levantaba una sinagoga, que no tenía que ser un edificio donde se invirtieran muchos recursos. Podía ser un local consagrado para ese fin y que era administrado por los creyentes de la localidad y donde se seguía una liturgia sencilla y práctica para satisfacer las necesidades espirituales del pueblo.

Además, la sinagoga no estaba subutilizada. Durante la semana, entre otras cosas, se convertía en una escuela donde eran enseñados los niños y jóvenes. Una práctica deseable para el presente que puede aparejar muy buenos resultados.

Si bien es cierto, que Jesús desaprobó ciertas costumbres, reglas y prácticas de sus días. Actualmente es posible y saludable que se tome en consideración la manera de aplicar las ventajas que ofrecía la sinagoga para el pueblo de Dios en el pasado y que pueden traer bendición a su pueblo hoy. Pero por encima de todo, cuan bueno sería, si cada miembro de la iglesia contemporánea aprendiera de la magnífica persona de Cristo Jesús, para lograr juntos una mejor congregación, una mejor asamblea, una mejor reunión, que glorifique siempre el nombre de Dios.

Local de reunión de los creyentes en Guabasaibo. Uñas, Holguin. Cortesia de Karel Tarano Fernández
Local de reunión en Fomento, Santiago de Cuba. Cortesia de Doris Beatriz Muñoz

Por: Eber Delgado Sifontes

[i] www.Wikipedia.org

[ii] Lockward, Alfonso: Nuevo Diccionario De La Biblia. Miami : Editorial Unilit, 2003, S. 971

[iii] Ralph Gower, Usos y Costumbres de los tiempos bíblicos (EUA: Editorial Portavoz, 1990), 364

[iv] “Sinagoga”, Diccionario Bíblico Adventista (DBA), ed. Francis D. Nichol, trad. por V. E. Ampuero Matta (Miami, Fl: Publicaciones Interamericanas, 1978-1990), 8:1102.

[v] Lockward, Alfonso: Nuevo Diccionario De La Biblia. Miami : Editorial Unilit, 2003, S. 971

[vi] Biblia del diario vivir. 2000, c1996 (electronic ed.) . Editorial Caribe: Nashville

[vii] Biblia Del Diario Vivir. electronic ed. Nashville : Editorial Caribe, 2000, c1996, S. Lc 4.7

[viii] Ralph Gower, Usos y Costumbres de los tiempos bíblicos (EUA: Editorial Portavoz, 1990), 364

[ix] Nelson, Wilton M. ; Mayo, Juan Rojas: Nelson Nuevo Diccionario Ilustrado De La Biblia. electronic ed. Nashville : Editorial Caribe, 2000, c1998

[x] Josefo, Antigüedades xix. 5. 3

[xi] Pfeiffer, Charles F.: i i na i i gi a s i . El Paso, Texas :Editorial Mundo Hispano., 1993, S. 609

[xii] Ralph Gower, Usos y Costumbres de los tiempos bíblicos (EUA: Editorial Portavoz, 1990),


Adaptación: Ulice Rodriguez Gainza