“El tuvo que morir para que yo pudiera volver al Señor»

Noticias Adventistas 2023.04.15

Una historia conmovedora, asombrosa y de la vida real, que parece ser arrancada de las páginas más dramáticas de la vida, es el relato de Anderson Represa, joven adventista de El Salvador. Su experiencia impactó la vida de niños y jóvenes de la delegación que asistió al V Camporee Interamericano de Conquistadores en Jamaica.

Sé que como escritor de la historia debo ser muy objetivo y que no debo involucra mis emociones en el relato, pero eso es imposible al escuchar el dramático relato que estoy a punto de escribir. Mis ojos se llenaron de lágrimas y con un nudo en la garganta y grabadora en mano, fui escuchando cada detalle de la vida de un entusiasta soñador, espiritual y muy fiel joven adventista, muy activo en el club de Conquistadores de su iglesia.

Los líderes de la Iglesia, pastores y ancianos lo reconocen como un joven dinámico y muy responsable, totalmente involucrado en casi todas las actividades de la iglesia. Anderson estudió en el sistema educativo adventista, donde aprendió a amar las clases progresivas de Aventureros y Conquistadores, convirtiéndose en un líder juvenil.

A Anderson le apasionaba predicar y testificar de Jesús, y no tenía temor de decirle a sus amigos que él era un hijo de Dios salvado por la gracia maravillosa de Jesús. Lo mismo hizo en Facultad de Medicina de la universidad pública de su país, donde era un excelente estudiante, y donde, cual Daniel en Babilonia, levantó siempre el estandarte de la verdad.

Era el mes de noviembre de 2022, y la promoción del V Camporee había llegado a su iglesia, en Soyapango, en la zona oriental de la ciudad. De inmediato comunicó al pastor de su iglesia que él quería asistir al Camporee, y que por favor lo inscribieran como parte de la delegación de El Salvador.

En preparación para el Camporee de Jamaica, la Unión Salvadoreña organizó un encuentro de Jóvenes del 16 al 18 de diciembre de 2022. Anderson asistió al evento, donde reafirmó su deseo de participar del encuentro internacional en Jamaica.

Su destacada participación en el Congreso de Jóvenes llamó rápidamente la atención del organizador del evento, el pastor Luis A. Aguillón, secretario y líder de jóvenes de la iglesia adventista en El Salvador. El pastor Aguillón se acercó a él, e intercambiaron palabras e impresiones acerca de lo emocionante que sería ir al Camporee en Jamaica.

“Lo vi lleno de sueños y planes, y me emocionó saber que estaría entre los asistentes”, dijo el pastor Aguillón.

Apenas unos días después, el 24 de diciembre, el pastor Aguillón recibió una llamada telefónica que lo dejó estupefacto. “Por favor, venga urgente a orar por Anderson, que está muy enfermo”, le dijeron.

Cuando llegó a orar por él, el pastor Aguillón quedó estupefacto. A Anderson le acababan de diagnosticar que tenía un tumor cerebral invasivo. Era un diagnóstico terminal y así se lo informaron a sus familiares.

Anderson no se desanimó, sino que llamó a su papá que vive en los Estados Unidos, y juntó al mayor número posible de familiares y amigos —entre ellos a su hermano Tony, que estaba algo alejado de la iglesia— y le dijo que aunque él enfrentara la muerte lo haría con le esperanza de ver a su iglesia y su familia en el reino de los cielos.

Dirigiéndose específicamente a su hermano, Anderson dijo: “Hermanito, yo quiero verte en el cielo cuando Cristo venga por segunda vez.” Fue una escena conmovedora, porque inmediatamente agregó: “Quiero que hagas dos cosas: Primero, quiero que hagas planes de estar en el V Camporee de Conquistadores de Jamaica, aunque yo me muera. En segundo lugar, quiero que vuelvas a la Iglesia y que te involucres en el plan misionero de contarle al mundo del amor maravilloso de Jesús”.

Su hermano Tony irrumpió en un llanto casi inconsolable y lo abrazó. Le dijo que, si moría, cumpliría esa promesa.

Anderson murió en enero de 2023. Eso impactó el corazón de su hermano, quien inmediatamente comunicó que el ocuparía el lugar de su hermano en el camporee. Hoy podemos ver por las gradas del estadio, en las actividades del evento, a Tony. Camina, cumpliendo el deseo de Anderson, con la credencial de su hermano. Representa a un Guía Mayor, un apasionado del Club de Conquistadores. Por sobre todo, representa a un misionero que murió para que su hermano viviera en la fe.

“Dios sabe lo que hace”, dijo Tony. “Mi hermano tuvo que morir para que yo pudiera volver completamente a la iglesia y a restablecer mi relación con Dios”.

La muerte sorprendió a Anderson antes de cumplir su deseo de estar en ese evento internacional. Su hermano Tony, sin embargo, ahora está participando de la más emocionante aventura de su vida. Dice que quiere ver a Anderson en la mañana gloriosa de la resurrección y contarle que estuvo en Jamaica, que eso marcó su vida, que el Señor lo tocó y lo transformó. “Quiero decirle: ‘Cumplí, hermano, cumplí con tu deseo, fui a Jamaica y Cristo cambió mi vida’”, dijo Tony.

Cuando terminé la entrevista, los ojos de Tony estaban humedecidos por las lágrimas. De hecho, en varios momentos de la entrevista tuvimos que detenernos para que Tony tome aire y pueda dejar de sollozar por su hermano. A pesar de ello, hay en su corazón una enorme esperanza de ver a su amado hermano a la final trompeta.

Con esa esperanza, Tony ha tomado decisiones trascendentales. “Se que mi hermano ha sellado su salvación”, dijo Tony. “Ahora soy yo y mis padres que tenemos la oportunidad de volver a los pies del Señor y ser fieles para ver a nuestro hermano”. Y agregó: “Cada vez que  veo y llevó su credencial con su nombre en este campamento, reafirmo más mi deseo de ser fiel al Señor, contándole al mundo que Cristo viene pronto”.


Fuente: https://interamerica.org/es/