En Cuba, como en el resto del mundo, la Pandemia de Covid 19 obligó a cerrar los templos religiosos y por ende la familia adventista tuvo que optar por los cultos familiares y la devoción personal.
Como buen cubano, muy sociables por idiosincrasia, pronto se acudió a las redes sociales y a las llamadas telefónicas para saber los unos de los otros, en el caso de los que pueden contar con este medio, que se hace tan vital en los tiempos que corren.
Fue así como los grupos WhatsApp se convirtieron en una oportunidad para compartir, no solo saludos y ponerse al día con los amigos; sino también para orar, predicar, aprender y crecer en la fe, entre otras opciones. Muchos son los grupos WhatsApp cristianos que se han formado a través de la isla de Cuba. Ya nada los detiene, pues brindan posibilidades, que bien usadas, hacen las delicias de los usuarios de las redes sociales, interesados en que Jesús siga siendo el centro de sus vidas. A través de ellos la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Cuba sigue unida y hasta ha atravesado los mares; porque hermanas de otras partes del mundo se han unido y contribuyen con sus aportaciones. Todo desde la comodidad y refugio del hogar.
En Camagüey sobresale el grupo WhatsApp Madres Intercesoras. Este grupo se creó por la necesidad de interceder por los enfermos de Covid, cuando en el territorio se alcanzaron grandes índices de contagios. Fue de una necesidad imperiosa y benefició a muchas personas en su lecho de enfermedad, hasta toda la familia que necesitaba mensajes de aliento. Luego sirvió para desarrollar todas las vigilias programadas por la Unión Cubana y la Delegación del Centro.
El grupo no recesa, desde muy temprano en la mañana hasta altas horas de la noche se escuchan los pedidos y se ora una y otra vez. Pertenecen a él hermanas de las iglesias adventistas de la ciudad principeña, de otras provincias y cubanas que residen en Estados Unidos y Alemania.
Por medio de la intercesión de estas Madres, el Padre Celestial ha escuchado y bendecido muchas familias. los hijos se encuentran bajo la protección divina con el fuerte clamor que día a día, hora a hora, se eleva al cielo. Han sido testigo de múltiples milagros: enfermos al borde de la muerte que han salido de los hospitales; un hermano enfermo y preso que hoy está sano y libre para Cristo; personas que han logrado resolver problemas personales y otras tantas bendiciones.
Destaca entre tanta dicha que esas Madres Intercesoras hoy están más unidas, hermanadas con el amor celestial y la Paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Han llorado por los decesos y alentado a las familias con pérdidas humanas; han acompañado día tras día a las que sufren; apoyan a las que pasan por pruebas de aflicción; se contentan con las que se suman a la iglesia y se divierten extraordinariamente con dinámicas de Estudios Bíblicos; de manera que crecen, mientras sirven.
Dios no ha soltado nunca el timón, la Iglesia está a salvo con Cristo al frente. Las madres se sienten bendecidas y agradecidas por este grupo WhatsApp. Mientras esperan a Jesús trabajan incesantemente en una obra meritoria: la oración intercesora.
Por: Martha María Casas Rodríguez.
Doctora en Ciencias Pedagógicas y Profesor Titular.
