El desafío de los trastornos de ansiedad entre los jóvenes

Comentarios 2022.05.02

La pandemia de COVID-19 es responsable, según un resumen científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de un aumento global de hasta un 25 por ciento en ansiedad y depresión. [1] Adolescente “S”, de 13 años, que vive en el interior de São Paulo, vivió la amarga experiencia de los efectos físicos de la ansiedad. En los primeros meses de 2020, en cuanto empezó el confinamiento y la suspensión de las clases presenciales, hasta le gustó la idea. Sin embargo, con el paso del tiempo, la satisfacción de no tener que madrugar para ir a la escuela dio paso a una profunda ansiedad.

En ese momento, S, estudiante de sexto año de primaria, dice sentirse aislada. La ansiedad y la rutina de varias horas frente al celular generaron síntomas físicos. Los ataques de migraña se intensificaron e incluso la visión se vio afectada. Hoy, S necesita anteojos para ver con más claridad. Y los dolores de cabeza persisten. La adolescente inició su primera sesión de psicoterapia hace unos días y espera mejorar. “Pero hubo cierto trauma y miedo de volver a las clases en línea. Estoy trabajando en el hecho de que he estado muy aislada todo este tiempo”, comenta.

Jóvenes y Adolescentes a la Vista

El resumen científico de la OMS ya apuntaba que la pandemia afectó la salud mental principalmente de jóvenes y mujeres. Los jóvenes, según la valoración de la entidad, tienen mayor riesgo de conducta suicida y automutilación.

En un clip de noticias brasileño, se encuentra que los adolescentes también sufren más problemas emocionales. Un seguimiento de 6.000 niños y adolescentes, realizado por la USP, registró que el 36 por ciento de los encuestados reportó rastros de ansiedad y depresión durante la pandemia. [2]

Información Obesidad

Simone Bohry, psicóloga y especialista en Terapia Cognitivo Conductual y EMDR, entiende que la pandemia realmente representó un evento catastrófico con un fuerte impacto en las personas. Y, en el caso de los adolescentes y jóvenes, todavía hay muchas situaciones de pérdida.

Sin embargo, el profesional llama la atención sobre otro fenómeno responsable de esta alta incidencia de ansiedad entre los más jóvenes. Ella lo llama “obesidad de la información”. Existe, sobre todo entre los adolescentes y jóvenes, una dificultad para que absorban todo lo que consumen en materia de información, sobre todo en el plano digital.

“Vivimos en la era del autoconocimiento, pero lo que más vemos son personas que no tienen las habilidades emocionales para lidiar con sus propias emociones y pensamientos”, enfatiza.

Mayor vulnerabilidad

Una fuerte vulnerabilidad de los adolescentes y jóvenes también es otro factor considerado por el psiquiatra Fábio Aurélio Costa Leite. En su opinión, ha sido muy significativo entre las nuevas generaciones un creciente espíritu de competencia, búsqueda de la perfección y una gran necesidad de valorar a los demás. Con el uso desenfrenado de las redes sociales digitales, se potenció toda esta problemática. “Hay un gran miedo al rechazo, a no ser incluido en el grupo”, explica.

Salidas y Caminos

Bohry y Leite están de acuerdo en que la psicoterapia es el primer tratamiento recomendado para personas con trastornos psicológicos. Ante el empeoramiento de los síntomas, suele ser necesaria la intervención farmacológica. Esto ocurre principalmente cuando hay pensamientos suicidas y depresión, irritabilidad o miedo a las relaciones interpersonales, incluso en circunstancias en las que hay daño en las relaciones sociales.

El contacto con actividades recreativas, deportivas y con la naturaleza es muy recomendable para el desarrollo de niños, adolescentes y jóvenes. Por lo tanto, se convierte en un importante apoyo para el tratamiento psicoterapéutico o medicinal. Sin embargo, para la psicóloga, el diálogo en las familias es fundamental. “Es la forma más efectiva de trabajar las habilidades emocionales y reducir las tensiones. El diálogo debe aprenderse”, explica Bohry.

La especialista también señala que las familias necesitan buscar educación y formación sobre el manejo de las emociones. La idea es brindar una estructura básica a los niños y adolescentes para que puedan expresarse. “Leí, no hace mucho, un estudio con casi 2.000 personas sobre esto. El material expone que, para tener hijos emocionalmente sanos, es necesario dedicar al menos 15 minutos al día en conversación cara a cara. La mitad de los padres encuestados no hizo esto”, destaca Bohry.

Referencias

[1] https://www.paho.org/pt/noticias/2-3-2022-pandemia-covid-19-desencadeia-aumento-25-na-prevalencia-ansiedade-e-depressao-em

[2] https://www.bbc.com/portuguese/brasil-60162968

Por FELIPE LEMOS

Fuente: https://adventist.news/