Docentes rompen limites

Comentarios 2023.01.07

Cuando estaba en el salón de clases como estudiante, me enfocaba en seguir las pautas del maestro, a quien veía como mi guía y fuente de conocimiento. Esta experiencia ayudó a crear mis ideas sobre lo que es ser maestro y sobre lo que significa enseñar, y esas ideas las traje conmigo cuando me hice voluntario en uno de los países de la ventana 10-40.

Mi carrera no era la docencia, pero Dios en su insondable sabiduría me llevó a ser maestra de un preescolar de habla inglesa, enseñando en inglés, que no es mi lengua materna ni la de mis alumnos y comunidad. La cultura también es muy diferente a la mía, tanto en la práctica como en la visión del mundo. Todo esto representó un desafío, pero encontré que mi mayor desafío era reconocer que mi idea de un maestro como fuente de sabiduría, no me permitiría llegar a ellos.

Debido a las diferencias culturales, no pude llegar y solo darles pautas, sino que tuve que mostrarles las bendiciones que podían recibir y dejar la puerta abierta para que eligieran. Llegué a entender que estaba ahí para compartir todo lo bueno que había adquirido de los conocimientos que estoy enseñando y de mis valores.

Esos primeros dos años me ayudaron a comprender el razonamiento detrás de muchas acciones y perspectivas que desafiaron mis teorías y mi cultura, lo que me permitió ser más efectivo al compartir con mis alumnos. En un país donde no se puede abrir la Biblia ni mencionar a Jesús abiertamente, especialmente en los centros educativos, me di cuenta que tenemos que compartir en base a la experiencia personal. Mi papel era mostrarles las mayores bendiciones que esto podía representar en su contexto, no en el mío.

Posteriormente, el Señor, me llevó a otro llamado donde pude aplicar mi pasión por la salud pública, trabajando en un colegio como jefe de cafetería. Ahora el reto era conectar con el estilo de vida de los estudiantes, abordar los hábitos nutricionales que limitan su rendimiento académico y pueden afectar su vida futura tanto física como espiritualmente.

Salieron a la luz muchas necesidades, y en la medida en que tratábamos de alcanzar esas necesidades, nuevamente nos enfrentamos a diferencias culturales, hábitos compartidos de generación en generación. Y nuevamente recordé que vine a compartir y que tenía que aprender y respetar su cultura. Necesitaba encontrar oportunidades que me abrieran la puerta para llegar a su corazón y formar los lazos que ayudarían a que lo que aprendieron sobre nutrición de nosotros se quedara con ellos cuando se enfrentaran a la vida al aire libre. Mi meta, como la meta de todos los maestros, es convertirlos no solo en oyentes, sino también en hacedores y facilitadores de las mismas bendiciones que comparto con ellos. Al respetar las culturas de nuestros estudiantes y venir desde una perspectiva de compartir con ellos en lugar de una perspectiva de estar por encima de ellos, podemos tener un impacto mucho mayor en sus vidas para bien.


Fuente: https://www.adventisteducators.org/