Agradezco a Dios y admiro a los colegas líderes de la iglesia con los que trabajo en el SPD. En las últimas semanas he pasado la mayor parte de mi tiempo con otros líderes de la iglesia. Eso no es inusual ya que ese es mi papel: apoyar, desafiar y aprender de los otros funcionarios del SPD y líderes ministeriales, presidentes sindicales y líderes institucionales.
La pandemia de COVID-19 ha traído desafíos: en algunas entidades hay un crecimiento explosivo y el desafío es mantenerse al día con el personal, los recursos y la infraestructura para seguir avanzando. En otras entidades, los desafíos son adaptarse al nuevo entorno y continuar siendo una entidad ministerial viable. Cada una de las entidades tiene asuntos complejos que tratar todos los días.
Solía preguntarme por qué Moisés era tan reacio a seguir el llamado de Dios para sacar a Israel de Egipto. Después de todo, Dios le habló directamente, incluyendo un espectáculo de fuego y dijo que Él supliría las necesidades de Moisés e Israel mientras viajaban (Éxodo 4-6). Ya no me pregunto más, por la experiencia de mis colegas y la relectura reciente de Éxodo, Números y Deuteronomio. La naturaleza de la humanidad no ha cambiado.
Escucho de las noches de insomnio, las alegrías del crecimiento explosivo, la angustia de tener que despedir a los colegas, las situaciones complejas que parecen estar perdidas para todos los involucrados, el estrés familiar, los horarios interminables de reuniones, viajes y la expectativas altas (a veces poco realistas) de aquellos a quienes servimos . . . El liderazgo no es para los pusilánimes.
Cada uno de los líderes con los que trabajo es profundamente espiritual y está orientado a la misión, tienen fortalezas increíbles en habilidades, talento y experiencia, pero al igual que yo, también tienen algunos puntos ciegos y debilidades. En el rigor del trabajo que tenemos ante nosotros, hacemos todo lo posible para apoyarnos unos a otros.
Se necesita perseverancia interna y ánimo externo para seguir diciendo “Iré” y mantener a la Iglesia y sus entidades enfocadas en el propósito y la misión de Dios. Gracias por orar por los líderes de la Iglesia en todos los niveles; significa mucho y trae bendiciones incalculables. “Confía en tus líderes y sométete a su autoridad. . . Haz esto para que su trabajo sea un gozo, no una carga. . . Ruega por nosotros. seguros de que tenemos limpia conciencia y deseo de vivir honradamente en todo” (Hebreos 13:17,18).
Fuente: https://record2.adventistchurch.com/
