La historia de Irene Rojas, publicada en un videopodcast, muestra cómo la resiliencia y el poder de Cristo son poderosos en los momentos más sombríos de la vida.
Nacida en la provincia de Salta, Irene atravesó una infancia difícil. Le tocó, además, crecer en un ambiente muy humilde. Su papá era alcohólico y debido a la necesidad de trabajar de ambos padres, ella y sus hermanos quedaban al cuidado de familiares.
Finalmente, el día más triste llegó cuando un tío, quien debía cuidar a su familia, terminó abusando de ellos.
Sin entender completamente lo que sucedía en su infancia, Irene vivió con ansiedad y depresión durante su adolescencia y juventud. Al volver a la iglesia a los 14 años, encontró en la espiritualidad y la fe adventista, un apoyo fundamental que le permitió superar sus pensamientos suicidas.
A los 16 años decidió colportar y eso le ayudó a financiar sus estudios, mientras soñaba con ser psicóloga. Después del suicidio de una amiga y un aumento en su angustia emocional, comenzó a asistir a terapia donde, poco a poco, empezó a entender los traumas de su infancia.
Fue sólo hace cinco años que, gracias a una conversación con su hermana mayor, se dio cuenta del abuso que había sufrido en su infancia, lo cual detonó una serie de recuerdos reprimidos.
Con ayuda terapéutica y un fuerte apoyo espiritual, fue capaz de comenzar un proceso de sanación. A pesar de los desafíos, logró estudiar psicología y ahora busca ayudar a otros niños a través de la psicología infantil, enfocándose en reducir el abuso y el maltrato.
Ser madre también le ha dado una nueva perspectiva y motivación para romper ciclos de abuso y criar a su hija en un ambiente seguro y amoroso. Irene destaca que es “importante buscar ayuda profesional y hablar abiertamente sobre experiencias traumáticas para poder sanar”.
Durante este fin de semana, Irene Rojas estará brindando talleres y capacitaciones junto a otros 16 estudiantes del último año de la carrera de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Adventista del Plata, en las iglesias adventistas de Buenos Aires.
Estadísticas
Historias como las de Irene se repiten, lamentablemente, en todo el país. Las estadísticas señalan que entre el 2017 y 2022, se registraron 14.424 niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual, según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Según un análisis de los datos del programa “Las víctimas contra las violencias” se registraron entre octubre de 2020 y septiembre de 2021 un total de 5.566 víctimas de violencia sexual, de las cuales 3.219 eran menores de edad. Esto significa que seis de cada 10 víctimas fueron menores. En tanto que el 77% de los casos registrados fueron niñas. En este sentido, los datos dejan en claro que las niñas son cuatro veces más propensas a ser víctimas que los niños. Y el 74,2% de las víctimas fueron agredidas por alguien de su entorno cercano o de confianza.
Evelin de Bentancor, líder del Ministerio de la Mujer y del proyecto Basta de Silencio de la Iglesia Adventista en Argentina, reflexiona sobre estas estadísticas alarmantes y la necesidad de concienciar a la población: “Es fundamental educar a la sociedad sobre la importancia de prevenir y denunciar estos abusos. No podemos permanecer indiferentes ante los casos de abuso sexual y los traumas que provocan”.
Acción y prevención
En nuestro país, las acciones vinculadas a la temática se desarrollan a lo largo de todo el año con charlas, seminarios, podcasts y actividades en las iglesias adventistas: “Este año, se ha implementado una colaboración con la Universidad Adventista del Plata, donde estudiantes avanzados de Psicología están participando en charlas psicoeducativas. Este convenio permitirá a los estudiantes compartir su conocimiento y ayudar en la prevención del abuso sexual en los niños”.
El proyecto no solo busca crear conciencia, sino también proporcionar herramientas prácticas para la prevención. Evelin enfatiza la importancia de que los niños conozcan sus derechos y aprendan a decir “no”: “Tenemos que enseñarles a los niños a respetar su privacidad y a que sepan que tienen derechos y pueden denunciar. Es crucial cortar el círculo de violencia y buscar ayuda cuando sea necesario”.
Además, la líder del Ministerio de la Mujer comparte algunas recomendaciones prácticas para los padres, como no publicar fotos de los niños en redes sociales sin ropa, respetar la autonomía del niño cuando no quiere recibir besos o abrazos y fomentar una comunicación abierta donde los niños se sientan seguros para expresar sus sentimientos y preocupaciones.
Recursos disponibles
Evelin también menciona los recursos disponibles para padres y educadores: “Contamos con revistas educativas para adultos, adolescentes y niños, y volantes con consejos preventivos. Todo este material está disponible en nuestro sitio web, bastadesilencio.org”.
Basta de Silencio
El proyecto “Basta de Silencio” lleva 22 años en marcha y es parte de una iniciativa global de la Iglesia Adventista que busca prevenir la violencia doméstica y proteger a los más vulnerables. Evelin destacó que “es un proyecto educativo que nosotros tenemos como Iglesia Adventista a nivel de todo Sudamérica, que busca prevenir, ayudar y educar sobre la violencia doméstica que deja cicatrices físicas, emocionales y psicológicas duraderas”.
Cada año, “Basta de Silencio” aborda una temática específica para profundizar y concienciar sobre distintos tipos de violencia. Este año, el enfoque es el abuso sexual infantil. Evelin recalca la importancia de esta problemática mencionando que “es un tema urgente y necesario de tratar. Hoy por hoy, los niños están atravesando esta situación y es fundamental hablar de ello y romper el silencio”.
Dónde denunciar
En nuestro país, las líneas disponibles para denunciar o buscar asistencia son:
Línea 102: Atención a niños, niñas y adolescentes.
Línea 137: Asistencia a víctimas de violencia familiar, sexual y grooming.
0800 222 1717: Programa las Víctimas contra las Violencias, que funciona las 24 horas del día, todos los días del año.
Evelin de Bentancor concluye señalando que “no siempre es posible cambiar el pasado, pero podemos quebrar el silencio y ayudar a construir un futuro diferente y mejor para nuestros niños”.
Fuente: https://noticias.adventistas.org/es