Abed Odeh, un residente de Beit Lahia, en el norte de Gaza, de 65 años, alguna vez llevó una vida pacífica rodeado de su gran familia de 25 personas. Abed, padre de ocho hijos, vio a todos sus hijos graduarse de la universidad con altos honores. “La educación siempre ha sido importante para nuestra familia”, dice con orgullo
Sin embargo, como todos los demás en Gaza, la vida de Abed dio un vuelco después del 7 de octubre. “Primero nos refugiamos en una escuela en el norte”, explica Abed. “Nos mudamos a otro albergue escolar, pero no hemos tenido más remedio que huir una y otra vez”.
Actualmente, Abed y su familia se encuentran alojados en un refugio en el norte. Después de haber sido evacuado ocho veces, sabe que la resiliencia es la clave para la supervivencia. “Es demasiado. Quieres simplemente rendirte y rendirte a tu destino. ¡Pero sigo diciéndome a mí mismo y a mis hijos que debemos seguir adelante!
El viaje de Abed, al igual que el de la mayoría de la población de Gaza, también ha estado marcado por pérdidas inimaginables. “Perdí a tres de mis increíbles nietos durante estas evacuaciones y la guerra”, dice con la voz quebrada. “No puedo soportar otra pérdida. Con suerte, esto terminará pronto y podremos comenzar a reconstruir nuestras vidas juntos”.
El conflicto también ha afectado gravemente las finanzas y la salud de Abed. Sin ninguna fuente de ingresos, es imposible comprar las necesidades básicas para la familia. “No he podido comprar nada de lo necesario. Ni siquiera podemos permitirnos comprar comida”. Abed sufre una enfermedad cardíaca y dice: “Cada día mi condición empeora debido al estrés y las dificultades para encontrar medicamentos”.
En estas terribles circunstancias, el apoyo de ADRA, a través de Anera, ha sido crucial. “Estoy profundamente agradecido por estas comidas calientes”, dice. “Sin ellos, no sé cómo hubiéramos sobrevivido”.
Fuente: https://adra.org/
