El Método de Cristo en Acción

Comentarios 2024.06.15

Ver a alguien necesitado y no brindarle ayuda, parece extraño. Muchas veces pensamos que solo las personas que no tienen recursos económicos, que están en la calle o en contextos similares, son los que necesitan ayuda. Enfocamos nuestra mirada en lo que vemos, en lo fácil de palpar. Sin embargo, ¿qué pasa con aquellos que sufren en silencio? ¿qué podemos hacer para cumplir nuestra misión con ellos?

La transformación de Pedro, mediante un agente humano, es un caso ilustrativo de un necesitado, donde el método de Cristo en acción, sigue dando excelentes resultados. Pedro era alumno en uno de nuestros colegios con internado. Él no vivía la filosofía educativa adventista. No creía en Dios. En casa, según me relató, hacía sin restricciones lo que quería y los recursos económicos abundaban. Como consecuencia, adquirió hábitos y vicios perniciosos.

Durante su estancia en el internado, el comportamiento de Pedro era el mismo de casa. Rechazaba las normas y todo el tiempo era sancionado. La arrogancia y el orgullo, eran su barrera protectora donde nadie podía entrar.

Empezó a tener problemas. Durante muchos meses no hubo nadie que se percatara de su verdadera necesidad. Como sólo era visto como una persona mala y desobediente, quienes se acercaban a él normalmente era para regañarlo y juzgarlo.

Cierta ocasión, un docente vio en él, más allá de lo que todos no veían. Aunque este profesor no tenía contacto con Pedro, tuvo un encuentro inesperado con él. Para sorpresa de muchos, este docente empezó a ganarse su confianza. Le prestaba atención. Lo invitaba a comer, conversaba con él y nunca lo juzgó por su comportamiento. En tres meses, Pedro tuvo una transformación muy grande: era respetuoso, cumplía con la parte que le correspondía en el colegio y hasta empezó a asistir a la iglesia con actitud de verdadera adoración.

¿Qué hizo este docente en la vida de Pedro? Lo único, fue aplicar el método de Cristo. Se ganó la confianza de Pedro a través de la simpatía que le mostró. Atendió sus necesidades que el simple ojo humano no ve. Comprendió sus debilidades y le prestó atención. Sin duda, fueron la clave para un cambio real y radical en la vida de Pedro.

Alcanzar a los inalcanzables parece difícil si lo hacemos con nuestros propios medios y formas. La única manera de cumplir la misión de rescatar a los necesitados en nuestras instituciones educativas es dejándonos guiar por el Espíritu Santo, y por supuesto, practicar el método de Cristo “que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: Seguidme” (El Ministerio de Curación, p. 90-91). Quiera Dios, que, como docentes comprometidos con la misión, también nosotros tengamos experiencias semejantes, aunque no sepamos el final.

Referencia

White, E. (1959). El ministerio de Curación. Ellen G. White Estate. https://ellenwhiteaudio.org/sp/ministerio-de-curacion/


Fuente: https://www.adventisteducators.org/