Hace 150 años, la Iglesia Adventista daba sus primeros pasos en expansión por el mundo

Comentarios 2024.06.07

Era el 16 de octubre de 1874. John Nevins Andrews llegaba a Neuchâtel, en Suiza, con la responsabilidad de iniciar la propagación del mensaje adventista en ese país. Llegado de los Estados Unidos, viudo y con dos hijos adolescentes, con la salud debilitada y sin saber hablar el idioma local, su misión parecía un desafío imposible.

Tampoco fue una decisión fácil para la Asociación General (hoy, sede mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día) enviar a su primer misionero oficial al exterior. La Iglesia aún estaba en sus inicios, y cualquiera de las personas capacitadas haría mucha falta en las reuniones administrativas y en el trabajo de expansión del adventismo en el territorio norteamericano. Después de demorar en tomar una decisión, en agosto de 1874 una comisión votó el envío de Andrews a Europa. A pesar de las circunstancias personales adversas, él era, sin duda, la figura más calificada para esa misión.

Las finanzas también eran un enorme obstáculo. En aquella época, el mundo pasaba por una recesión económica que, inevitablemente, alcanzó a la Iglesia. Los gastos para enviar a un representante de ultramar no podrían haber llegado en un peor momento. Además, la Asociación General aún no había implementado un protocolo administrativo para mantener a los misioneros en el exterior, y Andrews partió sin un salario. Muchas veces, en el campo, él tuvo que ahorrar en comida, recurrir a sus pocos ahorros personales y contar con ayudas informales.

La ida de Andrews a Europa fue, de hecho, un paso de fe. Pero él sabía que su misión era necesaria y urgente, e hizo un trabajo primoroso. Se relacionó con las personas, escribió cartas, anunció el mensaje adventista en periódicos, predicó en ambientes públicos, bautizó conversos, plantó iglesias y organizó el trabajo de evangelismo en la región. También creó y se empeñó fuertemente en la propagación de la revista misionera Les Signes des Temps (Señales de los tiempos), que fue crucial en la expansión del adventismo por Europa, y que existe hasta hoy.

Desde el continente europeo, la misión de la Iglesia Adventista ha avanzado hacia el resto del mundo, atravesando las puertas que Andrews abrió.

Legado que inspira 

Han pasado 150 años desde el envío de Andrews a Suiza. En el museo de la sede sudamericana adventista, en Brasilia, una colección con ediciones originales de Les Signes des Temps, de 1876 a 1879, honran la memoria del valioso trabajo de ese misionero. Para el presidente de la Iglesia Adventista en este territorio, el pastor Stanley Arco, la dedicación de los pioneros a la difusión del mensaje del advenimiento es conmovedor e inspirador. “Debemos mirar a esos hombres y mujeres de fe con los ojos atentos de un aprendiz y ser motivados por su ejemplo”, afirma.

El sentido de misión aún late con fuerza en la Iglesia Adventista, y esta continúa invirtiendo en la preparación y en el envío de misioneros a diferentes partes del mundo, incluso a regiones donde el cristianismo es una religión minoritaria. Incluso los países mayoritariamente cristianos representan un desafío. En ellos, la gran tarea es llevar a las personas a un conocimiento profundo de la Biblia, especialmente en puntos poco abordados por otras denominaciones, como las profecías y el regreso de Jesús. En este contexto, la Iglesia ha trabajado con diferentes estrategias, como las misiones urbanas, para alcanzar a las personas en sus respectivos contextos.

“Hoy, por la gracia de Dios, tenemos muchos más recursos y personas para la obra evangelística; ese es un privilegio y una enorme responsabilidad. Alabo a Dios por nuestros misioneros que están en el campo, dando lo mejor de sí, y por cada miembro que, incluso sin atravesar fronteras, vive la misión. Como en el pasado, que el Espíritu Santo continúe actuando maravillosamente en nosotros y por medio de nosotros”, explica Arco.

Tiempo de celebración 

Como un movimiento que comenzó pequeño, hoy, la Iglesia Adventista celebra su crecimiento con mucha gratitud a Dios. Son cerca de 22 millones de miembros esparcidos por 215 países y territorios, e instituciones de salud, educación, asistencia social, entre otras áreas, y todo comenzó con la disposición de misioneros para dejar la vida que habían construido y esparcirse por el mundo para preparar a las naciones para el regreso de Jesús.

En el marco de los 150 años del inicio de esa expansión, la Asociación General está enviando una familia de misioneros a Suiza para un trabajo similar al de Andrews. Claro que el escenario actual es muy diferente. Si, por un lado, los recursos y herramientas de comunicación hoy son abundantes, por otro, la cultura posmoderna es un obstáculo que la familia Contero tendrá que enfrentar. “Una de las diferencias entre mí y Andrews es que Suiza hoy es mucho más secular que la Suiza que Andrews encontró. Tristemente, en Europa, el cristianismo está en decadencia”, afirma el padre de familia, Jonathan Contero.

Quien fue J. N. Andrews 

John Nevins Andrews fue uno de los pioneros y líderes más prominentes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Nacido en 1829 en un pueblo rural en Poland, Maine, EE. UU., recibió una educación formal limitada, pero era un ávido lector y autodidacta.

De base metodista, se adhirió al movimiento millerita en 1843, experimentando el Gran Chasco al año siguiente. Pero él mantuvo la fe y, con su dedicación a la obra y sus muchas habilidades, incluyendo la oratoria, pronto ganó destaque en la incipiente comunidad adventista. Se convirtió en un gran evangelista y plantador de iglesias en diversos estados norteamericanos y fue mentor de otros predicadores y pastores.

Andrews sirvió como presidente de la Asociación General, de la Asociación de Nueva York y como editor de la Review and Herald (la primera editora de la Iglesia Adventista). Con sus habilidades en gestión y liderazgo, medió las tensiones en la sede de la Iglesia y la representó ante el gobierno estadounidense en el pedido por objeción de conciencia durante la Guerra Civil.

Andrews fue uno de los pioneros en la comprensión y defensa de las creencias fundamentales del adventismo, como la guarda del sábado y el regreso inminente de Cristo. También fue un gran entusiasta de la reforma de salud. Escribió obras icónicas, panfletos y artículos sobre temas teológicos y doctrinarios. Sus contribuciones ayudaron a moldear la Teología y la identidad adventistas, y él fue uno de los responsables por la elaboración de los estatutos y por la organización legal de la Iglesia.

Andrews aprendió solo a leer en idiomas extranjeros y era proficiente en idiomas bíblicos, como el griego y el hebreo. Como primer misionero enviado oficialmente por la Iglesia Adventista al exterior, desempeñó un papel fundamental en la expansión de esta, especialmente en Europa.

Falleció en 1883, a los 54 años, de tuberculosis, mientras aún estaba activo en su ministerio en Suiza.

Antes de Andrews 

Aunque John Nevins Andrews haya sido el primer misionero enviado oficialmente por la Iglesia Adventista al exterior, años antes, en 1864, el inmigrante polaco Michel Czechowski había viajado a Europa como misionero no oficial. Gracias a él, un grupo de guardadores del sábado se estableció en Tramelan, en Suiza.

Por alguna razón, Czechowski no mencionó que había una iglesia organizada en los Estados Unidos, y ese grupo en Suiza creía ser el único en el mundo con sus creencias. En 1868, al leer una publicación de la Review and Herald dejada por Czechowski, que Albert Vuilleumier supo de la existencia de la Asociación General. En 1869, el grupo contactó a la sede adventista, solicitando el envío de un ministro para pastorearlos y ayudarlos a propagar el mensaje del advenimiento en la región.

Andrews se desempeñaba como editor de la Review and Herald cuando recibió la correspondencia de los hermanos europeos. En acuerdo, fue decidido que el joven Jacob (James) Erzberger iría de Tramelan a la sede para aprender más sobre la Iglesia Adventista.

Erzberger llegó a Battle Creek en mayo de 1869, a tiempo para el congreso de la Asociación General. Él fue el primer delegado extranjero en participar de un congreso como ese. Fue recibido en la casa de Jaime y Elena White. Mientras Jaime le enseñaba sobre la Biblia, John H. Kellogg le enseñaba inglés.

Tiempo después, Erzberger fue a vivir con Andrews, en Rochester. Por varios meses, estuvo bajo su mentoría, estudiando las creencias y la política adventista. En 1870, fue ordenado pastor y comisionado para regresar a Europa para ministrar a los guardadores del sábado en Suiza.

Años después, Erzberger fue un importante colaborador del trabajo de Andrews, después que este llegara a su nuevo campo misionero.

Desde 1874, pasaron 10 años hasta que otro misionero, Haskell, y otras cuatro familias fueron enviadas al exterior (a Australia, específicamente). La Iglesia estaba, de hecho, madurando su sentido de misión mundial. En 1889, se estableció en el congreso de la Asociación General el Comité de Misiones Extranjeras. A partir de allí, la misión de la Iglesia por el mundo disparó.


Referencias

ADVENTIST REVIEW. Adventistreview.org, 2024. Magazine article: John Nevins Andrews. Disponible en: https://adventistreview.org/magazine-article/john-nevins-andrews/ Acesso el: 13 de mayo de 2024.

ENCYCLOPEDIA OF SEVENTH-DAY ADVENTISTS. Encyclopedia.adventist.org, 2024. Article: Andrews, John Nevins (1829–1883). Disponible en: https://encyclopedia.adventist.org/article?id=C8VX Acesso el: 13 de mayo de 2024.

ENCYCLOPEDIA OF SEVENTH-DAY ADVENTISTS. Encyclopedia.adventist.org, 2024. Article: Erzberger, Jakob H. (1843–1920). Disponible en: https://encyclopedia.adventist.org/article?id=7AGI Acesso el: 13 de mayo de 2024.

M150 EP06 – The Sending of John N. Andrews to Europe. Entrevistado: Dr. Gilbert M. Valentine. Entrevistadores: Sam Neves e David Trim. [S. l.]: Adventist Review TV, 04 maio 2023. Podcast. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=98m-qBvqZQw Acesso el: 13 de mayo de 2024.


Fuente: https://noticias.adventistas.org/es