Agua para la paz

Noticias Adventistas 2024.03.29

El Día Mundial del Agua 2024, el 22 de marzo, destacó la importancia del agua para fomentar la paz y mitigar los conflictos. El agua, a menudo considerada como una fuente de vida, tiene el poder de fomentar la armonía o provocar conflictos dentro y entre las comunidades.

La escasez de agua, la contaminación y el acceso desigual pueden exacerbar las tensiones y provocar conflictos entre naciones y comunidades. Con más de 3 mil millones de personas en todo el mundo que dependen del agua que cruza las fronteras nacionales, la necesidad de cooperación y gestión equitativa de este recurso vital nunca ha sido más crítica. Sin embargo, sólo 24 países tienen acuerdos de cooperación para toda el agua que comparten, lo que pone de relieve la necesidad urgente de una acción colectiva.

En medio de los desafíos que plantean el cambio climático y el crecimiento demográfico, son importantes las iniciativas que promuevan la conservación y la cooperación del agua. Un ejemplo de ello proviene de un proyecto reciente implementado por la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) y socios locales en Nepal y cofinanciado por la Unión Europea, la Agencia Austriaca de Desarrollo y ADRA Austria.

Introducción del pago por servicios ecosistémicos para salvaguardar los recursos hídricos

En este proyecto, ADRA introdujo esquemas de Pago por Servicios Ecosistémicos destinados a salvaguardar los recursos hídricos y fomentar la colaboración comunitaria. Un ejemplo convincente surge del plan de Pago de Agua Potable por Servicios Ecosistémicos de Kalapani Marka, implementado por dos comunidades vecinas, una río arriba y otra río abajo.

En la comunidad río arriba, se adoptó un enfoque proactivo para capturar y almacenar agua de una fuente natural que anteriormente fluía libremente hacia los campos.

Al capturar agua en un tanque grande, no sólo se ahorró agua y se mantuvo limpia, sino que la comunidad también amplió sus recursos río abajo. A través de una red de tuberías, se suministró agua potable a tres aldeas situadas más abajo que anteriormente habían tenido dificultades para acceder a agua potable.

Fundamentalmente, la implementación del Pago por Servicios Ecosistémicos fue más allá de esto. Además de contribuir financieramente al mantenimiento del sistema de agua, los miembros de la comunidad participaron en la gestión ambiental. Se plantaron árboles alrededor de la zona de captación de agua para mitigar la erosión y mejorar los niveles de agua subterránea, enriqueciendo el ecosistema local.

Un ecosistema natural mejor cuidado tiene su propia dinámica. Con el regreso de la vida silvestre gracias a una vegetación más densa, incluidos cerdos salvajes y elefantes, surgieron nuevos desafíos. La coexistencia de humanos y animales requirió una estrecha colaboración y esfuerzos de mitigación de conflictos. A través del diálogo y la cooperación, las comunidades trabajaron juntas para mantener la paz y la armonía, reconociendo la interconexión de su bienestar con el del ecosistema.

Este enfoque transformador ejemplifica el potencial de las iniciativas de gestión del agua no solo para abordar las necesidades inmediatas sino también para fomentar la resiliencia ecológica y la paz dentro de las comunidades. Al reconocer el agua como un recurso común y adoptar prácticas sostenibles, allanamos el camino hacia un futuro más armonioso y próspero para todos.

Todos debemos comprender que los recursos naturales compartidos públicamente, como el agua, tienen un precio para garantizar que sean accesibles de manera sostenible en el futuro. Reafirmemos nuestro compromiso con la acción colectiva y la colaboración para salvaguardar nuestro recurso más preciado, el agua, porque no sólo es esencial para la vida sino también para la paz.


Fuente: https://www.adventistworld.org/