El gran equilibrio entre lo duro y lo blando

Comentarios 2024.03.12

Ya sea en la administración, la gobernanza, la sociedad civil o incluso en la crianza de los hijos, se obtienen buenos resultados cuando existe un equilibrio entre lo duro y lo blando. Lo duro incluye reglas, ley, justicia, orden, adherencia, estabilidad, precedencia y disciplina; la suavidad, la compasión, el perdón, la comprensión, la simpatía, los matices, las condiciones y la misericordia. El equilibrio adecuado puede evitar los extremos: demasiado duro hace que las cosas se rompan, mientras que demasiado suave no produce lecciones, cambios ni progreso. Entonces, ¿cómo se puede lograr este equilibrio?

Por ejemplo, es posible que la policía le haya detenido por una infracción de tráfico menor. Lo duro se presenta ante vosotros: la ley. El saldo aquí sería pagar una pena proporcional a la falta. Pero si estuviera acelerando porque estaba llevando a una mujer embarazada al hospital, lo blando se presentaría para compensar lo duro, lo que resultaría en equilibrio. Si la ley exigiera que usted perdiera los dedos por una luz trasera rota, esto sería un desequilibrio. Si la ley exigiera una mera disculpa después de que usted provocara el destrozo de una carretera con 14 coches, esto también sería un desequilibrio.

Encontrar este equilibrio adecuado ha sido el gran objetivo de la historia jurídica. El equilibrio ha sido buscado por las religiones paganas, las ciencias sociales modernas y los filósofos de todas las épocas. Los posmodernistas han rechazado esta molesta pregunta. La cultura popular nos entretiene presentando los extremos. Pero el cristianismo contiene la manifestación más clara del equilibrio entre lo duro y lo blando. En su comprensión de la metanarrativa del Gran Conflicto, el adventismo (posiblemente) presenta este gran equilibrio en su luz más amplia, desde la perspectiva del universo.

La cruz de Cristo es donde la tensión encuentra su clímax. Es la revelación perfecta del bien y del mal. Es donde conviven la paz y el dolor. Es salvación y condenación. Es belleza y horror; esplendor y escándalo; majestad y miseria. La muerte de Jesús muestra la dureza en la defensa de la justicia de Dios, pero también la suavidad que muestra el amor de Dios por la humanidad. “La misericordia y la verdad se han encontrado; la justicia y la paz se besaron” (Sal. 85:10).

Al meditar en la cruz, los padres pueden recibir la perspicacia y la paciencia para reprender con amor y equilibrio. Las iglesias pueden recibir paciencia y el corazón de Cristo para disciplinar a sus miembros con redención. Las conferencias pueden manifestar justicia, pero al mismo tiempo compasión, al tratar con pastores e iglesias. Los sindicatos pueden vivir los mandamientos y el carácter de Cristo al administrar las instituciones. La iglesia mundial y sus divisiones pueden tener la mayor integridad con la más amplia compasión al liderar la misión de Cristo hasta los confines de la tierra.

Este equilibrio no se encuentra dentro de . No está integrado en el conocimiento, la cultura o la experiencia. Su fuente se encuentra en el gran fundamento exterior : la dura y blanda cruz de Jesús.


Fuente: https://www.adventistworld.org/