Las prácticas pedagógicas son fundamentales para diseñar una enseñanza que cumpla el rol de formación integral del estudiante, favoreciendo el desarrollo de los aspectos cognitivos, emocionales y comunicativos.
La Pedagogía Tradicional surge en el siglo XIX, con una concepción liberal que pretendía formar ciudadanos integrados a la naciente sociedad capitalista. Este enfoque buscaba ofrecer los conocimientos necesarios para adaptarse a este nuevo modelo económico.
Libâneo (1990, p. 24) señala que, como la pedagogía tradicional tenía el propósito de adaptar al alumno a la sociedad, utilizó un modelo de enseñanza enciclopédico. En este modelo, el docente era el poseedor del conocimiento y tenía la obligación de transmitir el conocimiento al alumno para que construyera una visión del mundo desde la perspectiva de los adultos. No había necesidad de reflexión por parte del alumno, solo debía recibir la información y asimilarla.
En el siglo XX comenzó a discutirse otro modelo pedagógico que incluía la acción reflexiva y crítica en el proceso educativo, reemplazando la enseñanza enciclopédica por una enseñanza que conectaba el contenido con la realidad. A partir de ahí, el alumno gana protagonismo. Su contexto social e intereses pasan a formar parte del currículo y se aboga por una pedagogía innovadora.
Dichas prácticas se desarrollan en el aula con la participación activa e interactiva de docentes y estudiantes, utilizando metodologías que posibilitan la construcción del conocimiento y el aprendizaje efectivo.
Por ello, es fundamental superar la visión tradicional del aula, en la que el docente es el encargado de transmitir la información, reduciendo la participación de los alumnos y anulando su protagonismo. Algunos consejos:
- Prácticas como discusiones, debates, seminarios, aprendizaje basado en problemas y proyectos de trabajo son algunas de las muchas posibilidades para que el aprendizaje sea realmente significativo.
- Para que esto suceda, sin embargo, es necesario que el docente organice un plan que se centre en la comprensión y no en el contenido. Que tenga claro a dónde se pretende llegar, qué evidencias serán suficientes para demostrar la construcción del conocimiento y el desarrollo del aprendizaje y qué camino se debe tomar para que la planificación sea efectiva, estableciendo las estrategias y recursos que se utilizarán. .
- Además, es necesario pensar en un proceso de evaluación eficiente , que ofrezca al docente datos mucho más precisos que la mera asimilación de conceptos.
- Finalmente, esta práctica debe contemplar la diversidad , ya que los estudiantes aprenden de diferentes maneras, por lo tanto, las metodologías deben ser variadas para atender sus particularidades. ¿Y qué es la metodología? Es el camino que tomas para alcanzar una meta; en el caso de la educación, se relaciona con la forma en que se desarrolla la enseñanza, involucrando procedimientos, métodos y técnicas que se utilizan para llevar a cabo la acción pedagógica.
La elección del modelo pedagógico desarrollado por el docente muestra si la enseñanza tiende a mantener el orden tradicional de la vida social o apunta a una propuesta de intervención y transformación.
¿Y dónde nos encontramos entre tantos modelos? No podemos perder de vista que “la verdadera educación incluye todo el ser” (WHITE, 1970, p. 13) y que la misión de la Educación Adventista, por lo tanto, es promover el desarrollo integral y la formación de ciudadanos autónomos.
Referencias bibliográficas
WHITE, EG Lo mejor de la vida. Santo André, SP: CPB, 1970.
Fuente: https://www.adventisteducators.org/
