De estudiante a fundadora de una organización sin fines de lucro

Noticias Adventistas 2022.09.03

Bethani King, quien se graduó con una licenciatura en idiomas bíblicos en 2011, regresó a la Universidad de Walla Walla en Walla Walla, Washington, Estados Unidos, en 2022 para compartir la historia de su viaje. Le contó a la comunidad educativa cómo pasó de estudiante a fundadora de On the Ground International (OGI), una organización sin fines de lucro dedicada a ayudar a los refugiados venezolanos que huyen a Colombia.

Bethani creció entendiendo la vida misionera. Su madre era hija de misioneros. Muchos de los primos y familiares de Bethani eran misioneros. De niña, Bethani quería seguir sus pasos. Dejó ese sueño a un lado por un tiempo, pero Dios tenía planes para cumplir el sueño de su corazón.

En 2016, Bethani trabajaba en una escuela adventista en California, enseñando música y español y entrenando baloncesto. Empezó a escuchar sobre la crisis en curso en Siria que obligó a muchos a huir del país como refugiados. Las historias en las noticias eran tan horribles que Bethani se preguntó si podrían ser ciertas.

Bethani se obsesionó con querer saber qué estaba pasando en Siria. Una noche, pasó horas en Internet tratando de armar una historia que tuviera sentido para ella. Si las cosas están realmente tan mal , razonó, ¿por qué no hay más gente haciendo algo al respecto? Esta pregunta y el deseo de ayudar la llevaron a hacer una investigación más extensa.

Una pasión se encendió en su corazón para ayudar a estos refugiados sirios. Bethani quería ser voluntaria y ayudar a estas personas vulnerables. El problema resultó ser encontrar una organización que la aceptara. Escribió a numerosas agencias y no obtuvo respuesta o se le indicó que hiciera una donación.

Finalmente, en un acto de fe, Bethani decidió comprar un boleto de avión a Líbano, con la esperanza de que Dios pusiera todo en orden. En el último minuto, pudo encontrar una organización a través de amigos de amigos que estaban felices de tenerla como voluntaria. Recuerda vívidamente estar sentada en el aeropuerto de Portland, Oregón, enviando mensajes a una familia de refugiados sirios en el Líbano, preguntándoles si podía quedarse con ellos esa misma noche. Dios resolvió las cosas en el momento perfecto.

“Es difícil prepararse para la desesperación y la desolación de un campo de refugiados”, dice Bethani. Ver la pobreza y la desesperanza de las personas que pensaron que se quedarían en el campamento por unas semanas que se convirtieron en años fue difícil de presenciar. Esta era su nueva realidad, y muchos no sabían lo que les deparaba el futuro.

Mientras Bethani estaba en el Líbano, recibió mensajes de amigos y familiares que le preguntaban si estaba a salvo y la instaban a volver a casa. Si bien entendía que sus amigos y familiares estaban preocupados por ella, estaba frustrada porque nadie la animaba. Bethani dice: “Puedes escudriñar las Escrituras de cabo a rabo, y nunca encontrarás a Jesús diciéndole a su pueblo que se mantenga a salvo”. Ella cree que si Dios nos está llamando a algo, podemos estar seguros de que Él proveerá para todas nuestras necesidades.

Después de que Bethani regresó a los EE. UU., reanudó la enseñanza, pero no pasó mucho tiempo hasta que volvió a servir. En 2018, se sintió llamada nuevamente a cuidar de los refugiados, esta vez en Grecia. Se quedó en la isla de Lesbos, donde trabajó con refugiados, ayudándoles a mejorar su estilo de vida.

En 2019, estableció OGI. A Bethani le gusta decir que “sucedió por accidente”. Estuvo dos meses recorriendo la ruta de los refugiados venezolanos rumbo a Colombia y ayudándolos. Ella compartía su experiencia en Instagram y la gente quería ayudar. Cuando le enviaron dinero, dice, se sintió raro poner el dinero en su cuenta personal, así que comenzó OGI como una forma de separar el dinero. Luego, la gente comenzó a preguntarle si podían ser voluntarios con ella. Así nació OGI.

Bethani siente que Dios la ha bendecido de muchas maneras. La gente ha expresado asombro por sus logros, pero ella dice: “Dios ha construido esto y ha abierto puertas por las que ni siquiera habría orado”. Está muy agradecida con Dios por las oportunidades que le ha brindado.

Su preparación para aprovechar esas oportunidades creció en WWU, dice. “Wala Walla me formó y me ayudó a prepararme para una vida como misionera”.

Explicó que sus profesores la guiaron en su viaje con Dios, y que su política de puertas abiertas fue más allá de lo que Bethani pensó que debían hacer como maestros. “Modelaron la vida cristiana y la integridad”, dice ella. Hasta el día de hoy, los lazos que formó en WWU se mantienen fuertes y, a menudo, viene a visitar a sus antiguos maestros cuando visita el área.

Bethani recuerda a su mentor, el profesor de teología de WWU Paul Dybdahl, quien dijo en su clase de Introducción a las Misiones: “Estamos llamados a ir a menos que seamos llamados a quedarnos”. Para Bethani, esto significa que a veces pensamos que necesitamos sentir un llamado específico para salir del país e ir a servir, o no lo haremos. Pero no debería ser así, enfatizó Bethani. “A menos que sintamos que Dios quiere que nos quedemos, tenemos el deber de salir y ser las manos y los pies de Dios”, dice ella.

Por Lauren Vizcarra, Walla Walla University News


Fuente: https://www.adventistworld.org/