¿Cómo evaluar? ¿Qué evaluar? ¿Por qué evaluar? ¿Y por qué evaluar? Las evaluaciones en los diferentes niveles de la educación básica tienen acciones y fundamentos diferentes , muchas veces sin concepciones activas en términos de habilidades y objetivos de aprendizaje.
Desde esta perspectiva, la evaluación es algo que está significativamente vinculado al aprendizaje. Léa Depresbiteris (2002) es enfática al afirmar que “la evaluación formativa no existe sólo para verificar el desempeño del estudiante en las etapas de estudio, sino para monitorear el progreso, desde una perspectiva procedimental”. (DEPRESBITERIS 2002, p. 167).
Brendan Coleman también afirma que:
La evaluación formativa […] no tiene como objetivo dar una calificación o concepto al estudiante, sino descubrir e identificar dificultades o errores dentro del avance del propio proceso de aprendizaje. Estas dificultades en objetivos, contenidos y requisitos previos, metodología o estrategias, recursos humanos o materiales, o incluso en la propia evaluación. La retroalimentación es necesaria para diagnosticar fallas en el proceso de enseñanza-aprendizaje (MC DONALD, 2003, p. 33-34).
Según los estudios teóricos de los autores antes mencionados, se observa que aún existe una práctica de promover la evaluación evaluativa desde la educación básica hasta la superior, en redes públicas y privadas, en las que el foco está en “los exámenes en lugar del proceso evaluativo dinámico y aprendizaje sistemático”.
Para promover una evaluación formativa clara, asertiva y respetuosa con el proceso de alfabetización de niñas y niños, es necesario corregir “rutas” para que el estudiante avance activamente en su proceso de aprendizaje. Y para que las “rutas” sean estructuradas es necesario aprovechar instrumentos de evaluación que fortalezcan el protagonismo del estudiante en diferentes enfoques.
La evaluación formativa “está en el centro de la acción formativa del estudiante”, de modo que el camino evaluativo fortalece el acto de aprender y aprehender del estudiante. En la acción pedagógica, para que el camino de aprendizaje del estudiante sea significativo, es necesario vivenciar en el aula los siguientes puntos: mapear, planificar, intervenir y evaluar, analizar, replanificar, intervenir y finalizar.
En los próximos dos artículos de esta serie destacaremos 7 formas prácticas de utilizar metodologías activas como herramienta de formación en alfabetización.
MC DONALD, Brendan Coleman (Org.). Esquemas en evaluación educativa . Fortaleza: UFC, 2003.
DEPRESBITERIS, Léa. Evaluación del aprendizaje desde el punto de vista técnico-científico y filosófico-político . São Paulo: FDE, 1990. (Serie Ideas, n. 8). Disponible en: Consultado el: 20 de febrero. 2012.
Fuente: https://www.adventisteducators.org/
