Los adventistas del séptimo día creen que la libertad de religión es un derecho humano básico. Como cristianos, están persuadidos de que la difusión de la religión no es sólo un derecho, sino una responsabilidad gozosa basada en un mandato divino de dar testimonio.
Dios ha llamado a los cristianos a la evangelización: la proclamación de las buenas nuevas de salvación en Cristo (Mateo 28:19, 20). Esto es central para la vida y el testimonio cristianos. Por tanto, el cristianismo es misionero por su propia naturaleza.
Al afirmar la misión global y la evangelización, los adventistas están motivados por la obediencia voluntaria a la comisión de Cristo y por un deseo sincero de que todo ser humano sea salvo y herede la vida eterna . También están motivados por un sentido de urgencia ante la inminencia del regreso de Cristo . Al esforzarse por cumplir la comisión del evangelio, los adventistas del séptimo día están testificando, predicando y sirviendo hoy en más de 200 países.
En el contexto de la difusión de la religión, la cuestión del “proselitismo” ha surgido porque el término “proselitismo” se define de diversas maneras y se le está dando cada vez más una connotación peyorativa, asociada con medios de persuasión poco éticos, incluida la fuerza. Los adventistas del séptimo día condenan inequívocamente el uso de tales métodos. Creen que la fe y la religión se difunden mejor cuando las convicciones se manifiestan y enseñan con humildad y respeto, y el testimonio de la propia vida está en armonía con el mensaje anunciado, evocando una aceptación libre y gozosa por parte de quienes están siendo evangelizados.
La actividad evangelística y misionera debe respetar la dignidad de todos los seres humanos. Las personas deben ser veraces y transparentes cuando tratan con otros grupos religiosos. Se debe utilizar una terminología que evite ofender a otras comunidades religiosas. No se deben hacer declaraciones que sean falsas o que ridiculicen a otras religiones.
La conversión es una experiencia del Espíritu y, por lo tanto, de ninguna manera debe estar relacionada con el ofrecimiento y la recepción de incentivos materiales. Si bien se debe reconocer plenamente el derecho a participar en actividades humanitarias, dichas acciones nunca deben vincularse a la evangelización de una manera que explote a las personas vulnerables ofreciéndoles incentivos financieros y materiales para incitarlas a cambiar de religión.
Los adventistas del séptimo día están comprometidos a servir a sus semejantes predicando el evangelio eterno a toda nación, tribu, lengua y pueblo (Apocalipsis 14:6).
Esta declaración fue votada por el Comité Administrativo de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día (ADCOM), para su publicación en el momento del Congreso de la Asociación General en Toronto, Canadá, del 29 de junio al 9 de julio de 2000.