Juego

Declaraciones Oficiales 29 de junio de 2000

Los juegos de azar, definidos como un juego de azar pago, impactan cada vez más a más personas en todo el mundo. El concepto de ganar a expensas de los demás se ha convertido en una maldición moderna. La sociedad paga el costo creciente de la delincuencia asociada, el apoyo a las víctimas y la ruptura familiar que erosiona la calidad de vida. Los adventistas del séptimo día se han opuesto consistentemente a los juegos de azar porque son incompatibles con los principios cristianos. No es una forma apropiada de entretenimiento ni un medio legítimo para recaudar fondos.

El juego viola los principios cristianos de mayordomía. Dios identifica el trabajo como el método apropiado para obtener beneficios materiales; no jugar un juego de azar mientras se sueña ganar a expensas de los demás. El juego tiene un impacto enorme en la sociedad. Los costos financieros resultan de los delitos cometidos para pagar el hábito del juego, el aumento de los gastos policiales y legales, así como de los delitos asociados que involucran drogas y prostitución. El juego no genera ingresos; más bien, toma de aquellos que a menudo no pueden darse el lujo de perder y se lo da a unos pocos ganadores, siendo el mayor ganador, por supuesto, el operador del juego. La idea de que las operaciones de juego puedan tener un beneficio económico positivo es una ilusión. Además, el juego viola el sentido cristiano de responsabilidad hacia la familia, los vecinos, los necesitados y la Iglesia.1

El juego crea falsas esperanzas. El sueño del juego de “ganar a lo grande” reemplaza la verdadera esperanza con un sueño falso de una probabilidad estadísticamente improbable de ganar. Los cristianos no deben poner su esperanza en la riqueza. La esperanza cristiana en un futuro glorioso prometido por Dios es “segura y cierta”, diferente y opuesta al sueño del juego. La gran ganancia que señala la Biblia es “la piedad con contentamiento”.2

El juego es adictivo. La cualidad adictiva del juego es claramente incompatible con un estilo de vida cristiano. La Iglesia busca ayudar, no culpar, a quienes sufren de juego u otras adicciones. Los cristianos reconocen que son responsables ante Dios de sus recursos y de su estilo de vida.3

La organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día no aprueba rifas ni loterías para recaudar fondos e insta a sus miembros a no participar en dichas actividades, por muy bien intencionadas que sean. La Iglesia tampoco aprueba los juegos de azar patrocinados por el Estado. La Iglesia Adventista del Séptimo Día hace un llamado a todas las autoridades para evitar la disponibilidad cada vez mayor de juegos de azar con sus efectos dañinos para los individuos y la sociedad.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día rechaza los juegos de azar tal como se definen anteriormente y no solicitará ni aceptará fondos que claramente se deriven de los juegos de azar.

  1. 1 Tes 4:11; Génesis 3:19; Mateo 19:21; Hechos 9:36; 2 Corintios 9:8, 9
  2. 1 Timoteo 6:17; Hebreos 11:1; 1 Tim 6:6
  3. 1 Corintios 6:19, 20

Esta declaración fue votada por el Comité Administrativo de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día (ADCOM), para su publicación en el momento del Congreso de la Asociación General en Toronto, Canadá, del 29 de junio al 9 de julio de 2000.