Los adventistas del séptimo día deploramos y buscamos combatir todas las formas de discriminación basada en raza, tribu, nacionalidad, color o género. Creemos que cada persona fue creada a imagen de Dios, quien hizo todas las naciones de una sola sangre (Hechos 17:26). Nos esforzamos por llevar a cabo el ministerio reconciliador de Jesucristo, quien murió por el mundo entero para que en Él “no haya ni judío ni griego” (Gálatas 3:28). Cualquier forma de racismo devora el corazón del evangelio cristiano.
Uno de los aspectos más preocupantes de nuestros tiempos es la manifestación del racismo y el tribalismo en muchas sociedades, a veces con violencia, siempre con la denigración de hombres y mujeres. Como organismo mundial en más de 200 naciones, los Adventistas del Séptimo Día buscan manifestar aceptación, amor y respeto hacia todos, y difundir este mensaje sanador por toda la sociedad.
La igualdad de todas las personas es uno de los principios de nuestra iglesia. Nuestra Creencia Fundamental No. 13 dice: “En Cristo somos una nueva creación; Las distinciones de raza, cultura, aprendizaje y nacionalidad, y las diferencias entre altos y bajos, ricos y pobres, hombres y mujeres, no deben ser divisivos entre nosotros. Todos somos iguales en Cristo, quien por un solo Espíritu nos unió a una comunión con Él y unos con otros; debemos servir y ser servidos sin parcialidad ni reservas”.
Esta declaración fue aprobada y votada por el Comité Administrativo de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día (ADCOM) y fue publicada por la Oficina del Presidente, Robert S. Folkenberg, en la sesión de la Asociación General en Utrecht, Países Bajos, del 29 de junio al julio. 8, 1995.